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Blog de opinión donde actualidad, cultura e historia se dan la mano. Combatiendo la leyenda negra. J.D.A.
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LA LACRA SEPARATISTA EN ESPAÑA.
Publicado en el diario Nuestra España, el 9 de julio de 2022.
A PESAR DE LAS GRANDES DIFERENCIAS HISTÓRICAS Y REGIONALES DE ITALIA, FRANCIA Y ALEMANIA, CARECEN DEL PROBLEMA SECESIONISTA.
Desde hace muchos lustros
nuestros enemigos se han dedicado con profusión y entusiasmo, aprovechando los
rescoldos de la leyenda negra, a resaltar nuestros defectos, acusándonos de ser
un pueblo violento, aficionado a la división y al enfrentamiento continuos,
como si los que esto resaltan hubieran sido, a lo largo de su historia, hermanitas de la caridad.
Aunque en los pueblos de Europa suele haber matices raciales muy puntuales, sin embargo, en lo fundamental, no somos
genéticamente diferentes a ingleses, franceses, italianos o alemanes.
Sin embargo, y ahí pueden residir las causas de esas críticas, España por su Historia pasada y en su proyección americana, podría convertirse, con los españoles americanos en una de las primeras y decisivas potencias mundiales. Algo que yanquis, ingleses y franceses nunca olvidan, y que han tratado de sabotear por todos los medios a su alcance.
Pero eso no es todo. Nuestra calidad de vida
encandila a todos los que nos conocen, nuestras campiñas, montañas, valles y
costas en su diversidad son suaves, agrestes, umbrías o soleadas, además de
únicas.
Panoramas tan dispares rompen
la monotonía de esa Europa Central cuyos paisajes llegan a atosigar.
Si además afirmo que ha sido
y es cuna de héroes y de sabios, sé que no miento, muchos de ellos silenciados y
debidamente sepultados por el celo nacionalista y la complicidad vergonzosa de
todos.
Lo que verdaderamente ocurre
y se oculta con sumo cuidado es, que desde hace décadas existe una
estrategia financiada por organizaciones foráneas entre cuyos
objetivos, claramente definidos y que no han variado en el tiempo, están el
intervenir soterradamente en nuestros asuntos internos, dividiendo y
obstruyendo el desarrollo cotidiano de nuestras instituciones y vida, para que,
malgastando una parte importantísima de nuestras energías, se ralentice y
obstruya nuestra economía y convivencia.
Combatir esos problemas nos
ha costado hasta el momento, además de los perjuicios económicos evidentes, muchas vidas, con el luto y dolor que eso supone, añadiendo además un plus de
inseguridad en la convivencia, división, temor y recelo.
¿Alguien puede llegar a
pensar que, si determinados intereses internacionales no hubieran querido
someter a las mismas tensiones y a un mismo estrés político a Francia, Italia, Alemania, e incluso al propio Reino
Unido, no habrían encontrado los mismos motivos, e incluso
mayores, de los que padecemos aquí desde hace ya demasiado tiempo?
Todos sabemos que se han basado
regularmente en resaltar, hasta la extenuación, las diferentes procedencias étnicas, o en lenguas que también son distintas, siendo principalmente dos los focos de
tensión más importantes: Vascongadas y Cataluña, a las que pueden sumarse
Galicia y cualquier otra comunidad que se le antoje, ya que, la izquierda española,
siempre deseosa de romper la nación, apoyará cualquier disparate.
Llama la atención que estas razones sólo se empleen contra España, como si el resto de naciones europeas actualmente constituidas, no tuvieran en sus estados lenguas y procedencias étnicas distintas.
Veamos algunos de los ejemplos más significativos.
Empecemos por Francia. Las provincias o
departamentos más diferenciados son: Aquitania, Bretaña, incorporada a Francia
en 1532, Normandía, Borgoña, Córcega, las correspondientes vascas, catalanas y
un largo etc.
Repasemos el asunto de los
distintos idiomas que se hablan en suelo francés y que nunca han representado un
problema, ni lo van a representar.
Francia, tiene alrededor de
dos docenas de lenguas y dialectos regionales: corso, bretón, normando, con cuatro variantes; galo, el
correspondiente a las Vascongadas francesas, distinto por supuesto al hablado
en España, donde hasta no hace mucho se hablaban ocho dialectos de léxicos elementales.
Siguen el franco-provenzal, occitano, gascón, catalán y alsaciano.
Todos estos dialectos e
idiomas se supeditan siempre y sin contemplaciones a la lengua oficial nacional
que es el francés.
El aprendizaje de esas lenguas distintas a la oficial es voluntario, y se circunscriben al ámbito particular, no consintiendo sus
autoridades en ese asunto devaneos de ningún tipo.
Sigamos con Italia.
Existieron históricamente las repúblicas de Venecia, Florencia, Milán, Pisa, el
antiguo reino de Nápoles etc.
Antes de su unificación, ocurrida en 1871, estaba formada por: Reino Lombardo-Véneto,
los Estados Pontificios, el Reino de Piamonte Cerdeña, Nápoles y el Reino de
las Dos Sicilias. Se hablan actualmente lenguas germánicas, eslavas, griego, albanés y
otros dialectos “honrados”.
Digo "honrados" porque ellos mismos les han dado esa calificación: dialectos.
Aquí, a los artificiales e
inventados sobre la marcha – léase vascuence, donde como ya he expuesto existían
ocho distintos – se les ha dado la categoría de idioma.
El oficial en todas y cada
una de sus regiones es el italiano.
Algo parecido vemos en
Alemania. Nación donde se empieza a gestar el embrión de la actual en 1848;
llega, tras distintas vicisitudes, el Imperio Alemán de 1871, contando con
Prusia como el estado aglutinador. Respecto al asunto idiomático se hablan: el
alto franconio; el medio alemán del este; el ostmitteldeutsch; el alemánico y
el bávaro.
El idioma oficial a todos los efectos es el alemán.
Qué decir del actual Reino Unido, formado por los reinos de Escocia, Inglaterra y Gales, más la autonomía de Irlanda del Norte.
El Acta de Unificación data del año 1707. Respecto a los
idiomas se hablan gaélico con sus variantes, inglés y escocés. El único oficial es el inglés.
Vistas las diferencias existentes en estas naciones respecto a lenguas y diversidad de sus poblaciones ¿Alguien pone en duda – dentro de las mismas - su existencia? Nunca.
Por otro lado, ¿consentirían
italianos, franceses, alemanes o ingleses, oír que sus respectivos países son
nación de naciones, como afirma repetidamente la izquierda española como maniobra artificial para dividirnos?
Indudablemente no. Por una
razón muy sencilla; los diferentes partidos políticos: centro,
derecha o izquierda todos, absolutamente todos honran a su nación, su
integridad territorial y su lengua oficial.
En España llevamos demasiados años soportando unas teorías absolutamente artificiales e inventadas en las que Cataluña, Vascongadas o Galicia, por exponer los ejemplos más llamativos, dicen ser naciones.
Incluso los catalanes, rizando el rizo hablan de un supuesto “hecho diferencial”.
Algo que usan como arma arrojadiza para lograr ventajas, canonjías y tratos discriminatorios respecto a las demás comunidades.
Como si Extremadura, Castilla o Andalucía, no tuvieran igualmente sus "hechos diferenciales".
Todo esto ocurre porque España en política también es diferente.
Y, digo que es diferente porque padecemos una izquierda rabiosamente antiespañola.
Nada que ver, como he apuntado antes, a las izquierdas del resto de Europa.
Da igual el país, todos reman buscando los intereses de sus respectivas naciones.
Todos, menos esta caterva abducida desde tiempo inmemorial por las teorías empleadas para que saltemos en pedazos.
Una izquierda plena de hispanófobos y apátridas que se alían siempre
con lo más florido y repugnante del racismo separatista.
Cualquier argumento que sirva para dividirnos, denigrarnos, rompernos, poner en duda nuestra integridad territorial o pisotear nuestra dignidad, hacen de él bandera y lo defienden inmediatamente.
Todo ello por una razón muy fácil y que
tozudamente se ha manifestado a lo largo de los últimos doscientos años:
siempre, siempre, esta izquierda cainita y centrífuga ha estado al servicio de
intereses extraños y en contra de la supervivencia de la nación.
Rompieron y destrozaron - por un sometimiento repugnante al comunismo internacional - la 2ª República poniéndose al servicio de la URSS, convirtiéndose en peones del genocida más cruel de todos los tiempos: Stalin.
Hoy, velan y de qué manera, por los intereses de la Agenda 2030.
Lo mismo los vemos rompiendo y destruyendo
presas de agua en plena sequía, que haciendo la vida imposible a agricultores y ganaderos, que cerrando centrales nucleares y térmicas,
cuando España es claramente deficitaria en energía. ¿Hasta cuándo?
Pretenden la balcanización y
hundimiento de España.
¿Por qué no han logrados aún sus
objetivos? Porque se han encontrado siempre y sorpresivamente con la resistencia de un pueblo heroico,
acostumbrado a soportar las mayores vilezas por parte de sus gobernantes desde la época
de Carlos IV y Fernando VII, y que ha sabido salir adelante a pesar de todo.
Veremos cómo evolucionan los acontecimientos actuales, donde al parecer y a los de siempre: separatistas, racistas, ventajistas y odiadores del resto de la Nación, mucho me temo que se les dará lo que pidan, aunque para ello haya que retorcer las leyes.
Si España se destruyera, nadie, absolutamente nadie, iba a salir incólume de un desastre que rompería una de las naciones más antiguas del mundo.
Sus protagonistas no pasarían precisamente a la Historia como héroes, sino como los traidores más viles y los bandidos más despreciables.
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Comentarios
Pero el problema aquí no son los separatismos sino la izquierda, que siempre los vio con buenos o medianos ojos, por considerarlos aliados en su lucha contra la derecha. Una forma de traición disfrazada de modernismo.
Si esto sigue así, como dijo Menéndez Pelayo, cuando España se pierda, volveremos al cantonalismo de los arévacos y de los vetones o de los reyes de taifas. Una pena.
Saludos.
¡Felicidades!