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MÉJICO, LINDO Y QUERIDO.


Desde que se iniciaron las guerras de independencia de Hispanoamérica, apoyadas descaradamente por las potencias europeas que luchaban contra la hegemonía española en todo el continente, asistimos a la implantación de la leyenda negra como sostén intelectual y palanca política de una falsedad histórica.

Sin embargo, a poco que se estudien los documentos de la época y se profundicen en todas las crónicas – no solamente las exageraciones cargadas siempre de despecho, envidia y animosidad, de Fray Bartolomé de las Casas - se verá que muchas están basadas principalmente en medias verdades y relatos que nada tienen de históricos.

Son el resultado de una propaganda feroz montada por el resentimiento y rencor absolutos que provocaba en las naciones europeas - rivales de España - los triunfos, conquistas y expansión de lo que fue la gran epopeya civilizadora, evangelizadora y europeizante de los virreinatos españoles en ese continente.

A esa propaganda sin paliativos se han unido con un entusiasmo sorprendente, desde tiempo inmemorial, toda la progrez e izquierda española que, lejos de analizar los hechos con objetividad, han creído a pies juntillas y se han dejado influenciar por los argumentos absurdos, delirantes las más de las veces y contradictorios de nuestros enemigos seculares, para arrastrar el nombre de España y su historia por los suelos.

En España padecemos, desde siempre, una izquierda que actúa como quinta columna de poderes externos que han actuado yendo a la contra de nuestros hechos e intereses históricos, seguramente por la infiltración masónica que desde el S. XVII sufren todos los partidos políticos españoles, muy significativamente los hoy autodenominados “progresistas”. 

Ni siquiera por un momento se han llegado a plantear a quién o a quiénes benefician sus posturas cerriles, apátridas y antiespañolas radicales; simplemente se han dejado adoctrinar presumiendo absurdamente y al mismo tiempo de ser “avanzadas”. 

Tenemos al enemigo en casa y echamos de menos una izquierda homologada a cualquier otra europea donde sus miembros, además de defender sus ideas, se sientan ciudadanos españoles y, como tales, no desprecien, minusvaloren y desdeñen de manera obsesiva nuestro pasado histórico. 

Sería deseable que por un momento estudiaran seria, científicamente y sin prejuicios, los sucesos de aquellos siglos, viendo por ejemplo la situación real de esas sociedades antes de la llegada de los españoles; la tiranía que sufrían de los que dominaban, y la esclavitud brutal de esos pueblos sometidos.

También es interesante ver qué nivel de vida tenían en el momento de su independencia, y cómo en poco tiempo esa situación degeneró. 

Si analizamos cómo fue la colonización anglosajona, en los territorios que aquellos comenzaban a administrar, vemos que la diferencia en cuanto a leyes y trato es abismal a favor de la española.  

Por supuesto, tampoco voy a decir que esa conquista estuvo exenta de abusos y arbitrariedades, sería tanto como negar la existencia misma del cómo transcurren las campañas de conquista que en el mundo han sido, desde Alejandro Magno, pasando por los romanos.  

Los que se aventuraban en estas exploraciones procedían de todos los ámbitos sociales y, por tanto, en todos ellos había infinidad de personalidades, inclinaciones y motivos para emprender la aventura de adentrarse en un mundo desconocido y, por supuesto, no exento de peligros graves y en muchos casos inimaginables.  

Las grandes diferencias respecto a la colonización anglosajona, son simplemente las leyes con que se rigieron estos procesos. 

La Reina Isabel la Católica dio instrucciones muy claras en torno al trato que deberían darse a los pueblos indígenas del Nuevo Mundo, entre los que se incluían la prohibición de esclavizar a los mismos, al ser considerados súbditos de la Corona. 

La evangelización fue también una de sus recomendaciones, pero efectuada sin coacción ni violencia, así como que se respetaran sus tierras que se repartieron en comunidades.

Dichas disposiciones se incluyeron en diferentes Cédulas Reales de obligado cumplimiento.

Esta forma diferente de administrar los territorios marcó las políticas de indias, absolutamente diferentes de las anglosajonas.

Igualmente legisló que: «los españoles deben procurar casarse con indias, y los indios con españolas»

Fue una gran novedad para esa época poner en un mismo plano la dignidad humana de los habitantes del Nuevo Mundo, y la concepción de un imperio absolutamente diferenciado al resto de los conocidos. 

Esa recomendación produjo un mestizaje enriquecedor continuo de sangre y cultura mientras que, en las colonizaciones anglosajona, holandesa y francesa, el desprecio al nativo ha llevado inexcusablemente y siempre a una segregación racial absoluta y, seguidamente en muchos casos, al extermino de las poblaciones nativas.

En la recopilación de Leyes de los Reinos de Indias se regulaban también los llamados Juicios de Residencia.

Sus objetivos eran: controlar y ver las presuntas faltas o delitos cometidos bajo determinada administración, castigando los abusos de poder. 

Fiscalizar que los funcionarios desempeñaran debidamente sus obligaciones con justicia; rendir cuentas ante la Corona, e investigar si había habido malversación de fondos o corrupción; o bien, si se habían cometido arbitrariedades con los indígenas. Lo que hoy se conocen como auditorias.

A juicio de residencia fue sometido Hernán Cortés. Como consecuencia del procedimiento se limitaron sus poderes y, aunque fue nombrado Marqués del Valle de Oaxaca, no se le restituyó como gobernador, pudo seguir en América, pero no como autoridad política.

En el caso del juicio de residencia a  Pizarro - aunque había fallecido -fue encontrado culpable y varias de sus decisiones fueron revocadas, redistribuyendo las encomiendas.

Con esto se evidenciaba cómo la justicia Real podía alcanzar incluso a héroes de la conquista, aunque fuera después de su muerte.

De la conquista, colonización y evangelización de Nueva España, Claudio Sánchez-Albornoz, escribió lo siguiente: “si parangonamos la conquista romana de España con la de América por los españoles, debemos señalar que Roma tardó doscientos años en dominar España, de mínima extensión frente a las tierras americanas, y que el mundo antiguo era ya romano y aún seguían insumisos astures y cántabros”.

“La exploración de las Américas por los españoles fue la más grande, la más larga y la más maravillosa serie de valientes proezas que registra la historia”.  

Y es que, al contrario de la conquista romana de Hispania, la española de América fue una acción llevada a cabo en apenas cincuenta años

Hoy en día, para tratar de echar paladas de olvido y tergiversar la verdad histórica, se han puesto de moda los movimientos indigenistas. 

Una forma de neocomunismo. Una más de las estrategias de división y enfrentamiento que fomenta la nueva “teoría poscolonial”, para atacar precisamente los elementos que le dan unidad a Hispanoamérica rechazando los valores de la cultura occidental, pero con una excepción muy llamativa y que inmediatamente salta a la vista: nunca, jamás, oiremos ni leeremos la más mínima crítica al imperialismo anglosajón. 

Esa lucha permanente en contra de la verdadera obra de los virreinatos españoles y en contra de la historia de los mismos tuvo, ha tenido y tendrá varios núcleos importantes.

Como es lógico el mundo anglosajón en sus vertientes de EEUU y Reino Unido, además de Holanda por rencillas históricas que no hacen falta explicar y, que, como comparsa se agregó Francia.

Los que difunden torticeramente los hechos de la conquista de México por Cortés – que demostró al mismo tiempo unas dotes diplomáticas extraordinarias - evitan siempre describir que fue escoltado y ayudado por todos los pueblos que durante tiempo inmemorial habían sido explotados y masacrados, y que decidieron aliarse con él debido al terror que sufrían bajo el dominio del Imperio Mexica (azteca) que, además de cobrarles tributos, capturaba prisioneros para sacrificios. 

Estas alianzas fueron cruciales para la conquista de Tenochtitlán. Algunas de las tribus más importantes que se unieron a los españoles fueron entre otros: Tlaxcaltecas, totonacas, cempoaltecas, huejotzincas y cholultecas.

Afortunadamente cada día son más los historiadores norteamericanos, mejicanos o españoles, que se hacen eco de estos hechos. 

El historiador William Prescott informa de unas cifras que estremecen y horrorizan. Señala que eran sacrificados, en las pirámides aztecas anualmente, unos veinte mil hombres, mujeres y niños, para que a nobles y sacerdotes no les faltara el suministro de carne fresca. 

También fue un anglosajón, Charles F. Lummis, el que puso los puntos sobre las íes sobre la obra de los conquistadores españoles y la diferenciación con el resto de colonizadores. 

La conquista de Méjico fue seguida inmediatamente de la convivencia al estilo europeo. La difusión del cristianismo, en su concepción de que todos los hombres somos hijos de un mismo Padre, nacemos libres y somos en esencia iguales.

Esto abrió una nueva concepción filosófica en la vida de estos pueblos, una luz y una esperanza de las que antes carecían. 

Los virreinatos españoles de América se consideraban parte continuadora de España en otro continente. 

Los datos son clarificadores; en la construcción de grandes obras arquitectónicas destaca el ejemplo de la de la Universidad de Méjico, que se funda en el año de 1551. 

Destacando, por ejemplo, con la fundación de la Universidad de Harvard en el año 1636, ochenta y cinco años después. 

La fe católica, sembrada en el pueblo, constituía uno de los obstáculos con que los planes de los yanquis – puestos en marcha inmediatamente después de proclamada su independencia - iban a tropezar, ya que, formaba parte intrínseca del sentimiento común de esa nación, convirtiéndose por ese motivo en uno de los principales objetivos a destruir, a fin de despojar a los mejicanos de un importante sentimiento aglutinador. 

Destacar, haciendo un inciso, la llamada Guerra Cristera entre 1926 y 1929 del gobierno de Plutarco Elías Calles, miembro de la masonería. Persecución que ocasionó más 90.000 víctimas entre los católicos.

De igual forma el genocidio anglosajón impulsado en América del Norte, primero por el gobierno británico y posteriormente por el USA, no deja lugar a dudas. 

Los indios fueron tratados como animales extraños, obstáculos que había que laminar para conseguir, entre otras muchas cosas, la supremacía racial

Para llevarlo a cabo se emplearon métodos diferentes, desde obsequiarles con mantas infectadas con el virus de la viruela, provocando miles de víctimas por la enfermedad contagiada, al más expeditivo de recompensar a los colonos por cada cabellera de indígena entregada.

Tan macabra acción tenía un nombre específico: "scalp bounties". A esa tarea se dedicaron casi en exclusiva verdaderas bandas organizadas de colonos. 

Esta estrategia se puso primero en marcha en las colonias británicas. Más tarde, esa costumbre siniestra pasó a ser realizada por los primeros norteamericanos. 

Se organizaban con caballos y jaurías de perros, algo que no tardó en convertirse en una especie de deporte nacional muy rentable. 

Las recompensas tenían un valor distinto; en Massachusetts, en 1755 se ofrecían 40 libras por cada cabellera de varón adulto, y 20 por cada mujer o niño.


INDEPENDENCIA DE MÉJICO.

Se constata, a poco que se repasen esas guerras de independencia, hoy loadas y trastocadas hasta la náusea que, sin excepción y en todos los territorios de la américa Hispana, la gran masa indígena y mestiza, mayoritariamente, se unieron a los realistas para seguir siendo súbditos de la monarquía española, enfrentándose a los criollos cuya ambición personal condenó a esos pueblos hermanos a siglos de caos económico y social, favoreciendo las ambiciones imperialistas, ésas sí, de Reino Unido y EEUU principalmente.

Curiosamente, es partir de ese mismo instante cuando empiezan a revertir los índices de bienestar social y económico que hacían de Méjico un lugar envidiable para establecerse, como así lo atestiguan el mestizaje profundo y permanente siguiendo las recomendaciones que, desde la Reina Isabel la Católica y continuando con el Emperador Carlos, siguieron produciéndose. 

Durante el virreinato las comunidades indígenas gozaban de protección legal sobre sus tierras comunales. 

Ese reconocimiento de los pueblos como entidades jurídicas permitió, en muchos casos, la preservación de territorios colectivos, fundamentales para la subsistencia económica, social y cultural, mediante títulos reales, mercedes y mecanismos judiciales. 

Con el Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba, se propuso establecer una monarquía constitucional. 

La idea era ofrecer la corona del nuevo imperio a un miembro de la familia real española, como símbolo de legitimidad y continuidad con la tradición monárquica. 

Se ofreció a Fernando VII ser emperador quien, con la “habilidad política” que le caracterizaba, rechazó la propuesta, ya que consideraba ilegítima cualquier acción que implicara la separación de sus colonias. 

Ante esta negativa y las posteriores de cualquier miembro de la familia real, el 24 de febrero de 1821 en la ciudad de Iguala, Agustín de Iturbide es proclamado Emperador de Méjico con el nombre de Agustín I, dando origen al efímero Primer Imperio Mejicano. 

Muchos sectores, incluyendo antiguos insurgentes y oficiales del ejército, estaban en desacuerdo con su gobierno, autoritario y centralizado. 

Tan es así que hace su primera aparición el general Antonio de Santanna, que protagoniza una rebelión en diciembre de 1822. 

Agustín de Iturbide, incapaz de soportar esa presión militar y política, unida a la falta de apoyos institucionales, opta por la abdicación y el exilio en marzo de 1823, refugiándose primero en Livorno Italia, para posteriormente trasladarse a Inglaterra.

Sin embargo, mal aconsejado y al poco tiempo, en 1824, decidió su regresó a Méjico temiendo una invasión española, considerando que él mismo era necesario para la defensa del país. 

Ignoraba, y no le habían informado, que el Congreso Mejicano le había declarado traidor y condenado a muerte si volvía.

Cuando desembarcó en Soto la Marina (Tamaulipas), fue arrestado casi de inmediato. El Congreso local confirmó la ley que lo condenaba, y fue fusilado el 19 de julio de 1824. 

Todo este episodio hace pensar en un plan muy bien calculado, para dejar a esa incipiente monarquía sin cabeza visible a la que recurrir, en caso del fracaso del nuevo sistema republicano. 

No habían transcurrido todavía cuatro años de la independencia de Méjico, cuando hace su aparición Joel R. Poinsett, personaje siniestro, como representante diplomático de EEUU, nombrado por el presidente James Monroe. 

Sus movimientos, intrigas y planes en la política mejicana tuvieron un impacto duradero y para muchos historiadores negativo y perturbador. 

Todo un masón del llamado rito Yorkino, liberal y anticlerical. La división entre masones del Rito Escocés (conservadores) y del Rito de York (liberales y federalistas) fue marcando para siempre la política mejicana.

Este agente de la masonería inmediatamente entra en contacto con los principales líderes políticos: Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Lorenzo de Zavala y Manuel Gómez Pedraza, manteniendo, con algunos de ellos, reuniones clandestinas donde diseñan la estrategia de convertir a la nueva nación, en una especie de protectorado USA.

Los planes ocultos consistían fundamental y principalmente en favorecer la expansión territorial norteamericana a costa de los territorios que Méjico poseía más allá de Río Grande.


TEXAS, ORIGEN DE LA GUERRA Y PRIMER ESTADO ANEXIONADO.

Desde 1821, Stephen Austin, había asumido la concesión que su padre negoció con el gobierno español, y más tarde con el mejicano, que otorgaba tierras a empresarios como él para poblar y desarrollar el norte del territorio, poco habitado y expuesto a ataques de tribus hostiles. 

Logró llevar a unas 300 familias, conocidas como los "Los viejos Trescientos", fundando así la primera gran colonia angloamericana en Texas. 

Se comprometían a adoptar la ciudadanía mexicana, profesar la religión católica y obedecer las leyes locales, aunque esto no siempre se cumplía en la práctica.

Al principio Austin trabajó para mantener buenas relaciones con el gobierno. Aprendió español, adoptó la ciudadanía mejicana y apoyó el sistema legal con la esperanza de asegurar derechos y estabilidad para sus colonos. 

Siguieron afluyendo a Texas miles de emigrantes estadounidenses. Una mezcla de ventureros y agricultores que se fueron estableciendo, con o sin permiso de las autoridades, sin respetar las leyes del país de acogida pues trajeron consigo esclavos.

Cuestión que algo más tarde causó un encontronazo con las leyes mejicanas que eran antiesclavistas. 

Como no podía ser de otra manera comenzaron a surgir tensiones con el gobierno por esas diferencias culturales, religiosas y legales.

Ni que decir tiene que el asunto de la esclavitud fue determinante. 

Austin fue arrestado en Méjico en 1833, tras presentar una carta con la propuesta de autonomía para Texas y, aunque fue liberado posteriormente, apoyó la independencia tejana participando en la Revolución que culminó con la independencia en 1836

La ciudad de Austin, capital del estado de Texas, lleva ese nombre en su honor.

La posición estratégica de Texas era una de las principales razones por las que Estados Unidos codiciaba ese estado. 

Su apertura al Golfo de Méjico, a las rutas comerciales y, cómo no, porque constituía la frontera natural que abría la ruta terrestre hacia futuras expansiones hacia California – de donde se tenía ya constancia de sus yacimientos de oro - y hacia el Océano Pacífico. 

Y, aunque no se había descubierto todavía petróleo, se sabía que había minerales, agua, madera y un potencial agrícola enorme, ideal para el cultivo del algodón principal motor económico del sur. 

El 2 de diciembre de 1834, el general Antonio López de Santanna, entonces gobernador de Veracruz, se sublevó junto a un grupo de militares y da un golpe de Estado proclamando la República de los Estados Unidos de Méjico. 


EL ÁLAMO.

Veamos cómo sucedieron los hechos: en 1836 el general marchó hacia Texas con sus tropas para sofocar la rebelión de los colonos texanos que buscaban independizarse de Méjico. 

Santa Anna también quería enviar un mensaje a otras regiones del país que estaban descontentas o pensando en rebelarse (como Yucatán o Zacatecas). 

Su campaña militar debía ser una demostración de fuerza que tenía también como objetivo el de restaurar la autoridad del gobierno central mejicano, poniendo fin al movimiento separatista. 

Muchos recordamos la película, "El Álamo", que narra la resistencia heroica de los defensores del fuerte, una antigua misión española ubicada en San Antonio de Béxar. 

Ésta se encontraba en la ruta que seguía el ejército del general Antonio López de Santa Anna, para la defensa del este de Texas.

Si se controlaba ese punto estratégico se podría frenar el avance del general hacia otros centros rebeldes.

Después de 13 días de asedio, el ejército mejicano tomó el fuerte el 6 de marzo de 1836.

A continuaron se sucedieron una serie de disturbios y escaramuzas en las que los colonos norteamericanos proclamaron la independencia de la República de Texas por las bravas ese mismo año y, en 1845, EEUU se anexiona el estado.

Fue considerado por Méjico como un acto de hostigamiento, no reconoció tal anexión y, además, una secesión intolerable de su territorio. 

Desgraciadamente para Méjico no quedaron ahí las cosas: el presidente James K. Polk intenta comprar California y los estados al norte de Río Grande, Méjico se niega y empiezan las primeras escaramuzas, dando paso en 1846 a la guerra entre los dos países.

Inmediatamente tropas estadounidenses entraron en auxilio del territorio disputado, comenzando la invasión por las tropas norteamericanas. 

En marzo de 1847, la marina estadounidense tomó el puerto de Veracruz. Al mando del general Winfield Scott desembarcaron ocho mil quinientos soldados con el objetivo de conquistar la capital de la República, en la que entraron triunfantes el 14 de septiembre de 1847.

El 2 de febrero de 1848 se llega a un alto el fuego y se firma la paz en el llamado tratado de Guadalupe Hidalgo.

Por el mismo Méjico pierde más del cincuenta por ciento de su territorio, lo que suponía más de dos millones de km² que incluían, además de Texas, California, Nevada, Utah, Arizona, Nuevo México, y partes de Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma.

Las consecuencias de ese tratado fueron catastróficas ya que, en menos de treinta años de su independencia de España, pierde más de la mitad de todo su territorio. 

El sueño norteamericano de llevar la frontera hasta el Río Grande se hizo realidad. 

EEUU., pagó 15 millones de dólares por los territorios cedidos y éste se comprometió a asumir hasta 3.25 millones de dólares en reclamaciones de ciudadanos estadounidenses contra Méjico.

Como consecuencia de ese desastre la nación se sumió en una gran crisis socialEl asunto no solamente quedó ahí, sino que seis años más tarde se remata el expolio en lo que se denomina Compra de Gadsden (1854), en la que por diez millones de dólares se vendieron territorios de aproximadamente 76.800 km², que hoy forman parte del sur de Arizona y el suroeste de Nuevo México. 

El motivo principal fue porque EEUU quería construir el ferrocarril transcontinental del sur, y el terreno más adecuado para esa ruta pasaba por esta zona mejicana. 

Y, así, de esa manera, Estados Unidos se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en uno de los principales productores de oro del mundo; un oro con el que financió el primer ferrocarril transcontinental inaugurado en 1869, y que dinamizó la economía del país.

La Ley Lerdo de 1856, una de las más emblemáticas de las Leyes de Reforma, obligaba a las corporaciones civiles y religiosas —incluidas las comunidades indígenas— a enajenar sus propiedades, lo que fue motivo de la ruina y hambre de las mismas inmediatamente.

Es llamativo y la vez muy penoso ver que cada 12 de octubre los diferentes presidentes que ha padecido Méjico, se lamenten y protesten del supuesto oro que les robaron los españoles. 

¿De verdad los españoles les robaron el oro de California, cuando antes de la independencia se ignoraba que tenía los yacimientos más ricos de América?

Callan también del petróleo que perdieron en Texas por el desastre de la administración mejicana desde el mismo momento en que se separó de España.  

Que ningún presidente se queje del oro y del petróleo que les robó Estados Unidos, al arrebatarles California y demás territorios por la fuerza, es llamativo. 

Hay una pregunta que surge sola, ¿qué hubiese pasado si California se hubiera mantenido dentro de su territorio, y si la producción del metal precioso les hubiese convertido — en lugar de a Estados Unidos — en el principal productor de oro de mundo?. 

Sus dirigentes, desde hace varios años, tratan de desviar la atención del caos al que han llevado a esa querida nación hermana, y del que han sido absolutamente responsables, proyectando sus incompetencias de forma permanente hacia los españoles.

Desde el año de su independencia de España hasta la actualidad, han transcurrido exactamente 204 años. En todo ese tiempo ¿No han tenido tiempo de mejorar la situación de su país?

Para disimular su incapacidad y corrupción superlativas echan mano del populismo más zarrapastroso y de la demagogia más vulgar y estúpida, maniobras y trucos que cada día gozan de menor credibilidad ante el pueblo. 

La trampa es buscar un enemigo exterior inexistente, para distraer la atención de sus ciudadanos del caos en que han convertido a una nación que recibieron en pleno apogeo económico y social, y que se muestran incapaces de solucionar. 

Levantan una muralla opaca, cargan las tintas, lanzan mentiras, inexactitudes e infamias de todo tipo exigiendo perdón, intentado polarizar de alguna manera a parte de su electorado. 

Para terminar estos datos: entre 1821 y 1876, México experimentó más de cincuenta cambios de gobierno, reflejando la dificultad del país para consolidar un sistema político estable tras la independencia.

Afortunadamente y al margen de esas maniobras políticas infames, cada día son más ciertos y profundos los lazos fraternales que unen a españoles y mejicanos. 

Admiración, respeto y cariño mutuos, entre quienes compartimos tantos lazos de sangre, históricos, culturales y humanos, que han pervivido y pervivirán siempre, por muchos obstáculos artificiales que el político de turno ponga para tapar sus vergüenzas.

Para concluir dos preguntas: ¿Se equivocó España al no exterminar a la población indígena, internando luego a los supervivientes en reservas?

Y, ¿quién tiene que pedir perdón al pueblo mejicano?







Comentarios

Emperador ha dicho que…
“Los indios son ciudadanos de Castilla”. Esta frase de Isabel la Católica representa el espíritu que animó a España en la tarea de América. Muy lejos de la miserable Leyenda Negra promovida por los peores enemigos de España, comprada sin reserva por muchos hispanoamericanos y apoyada por bastantes sectores de la izquierda española.

Afortunadamente muchos es América empiezan a descubrir la verdad y a comparar con lo que hicieron los ingleses con los indígenas, por no hablar de los yanquis con respecto a la esclavitud y el trato a los indios.

Basta ver la gran cantidad de descendientes de indígenas en la América española y los exiguos que quedan en Estados Unidos, todavía apartados en reservas.

Las comparaciones son muchas veces odiosas.
Anónimo ha dicho que…
Pepe enhorabuena por tu trabajo y estudio de la colonización y evangelización por parte de España en América y que hoy en día la izquierda se está encargando de decir lo contrario y ponernos como verdaderos asesinos y abusadores en todos los sentidos. No vamos a decir que en tantos años de colonización no haya habido abusos y saqueos pero es que para ellos España sólo se dedicó desde un principio hasta el fin al saqueo y maltrato y abuso de autoridad esto dicho y escrito por gente que no han hecho un trabajo y un estudio exhaustivo de verdadera historia. Lástima que tu trabajo no llegue a estos que han escrito y siguen escribiendo la Leyenda Negra de España en América.Un abrazo




Marce ha dicho que…
La Historia, Eneas, la pueden disfrazar, pero no la pueden cambiar. Buen trabajo.
Publicado queda.
Un cordial saludo. Buenas noches.
Chapaylu ha dicho que…
Esplendido y magnífico articulo Sr. Eneas, digno de estar incluido en los libros de historia que deben estudiar y aprender nuestros jóvenes Españoles y no Españoles, para que de una vez por todas conozcan la verdad y no esa propaganda de los envidiosos y enemigos de nuestra gran hazaña Americana que fue "la leyenda negra".
Manu. ha dicho que…
Un post que me ha descubierto entre otras muchas cosas que tenía equivocadas supongo como muchos, el mito de que el scalp fue algo solo una cosa india, parece que viene de la propaganda colonial anglosajona, la realidad es bastante más incómoda para su relato de películas del oeste, gracias.

Muy interesante.


José L. García Alcón ha dicho que…
Una vez más, querido amigo Pepe, has cubierto tu blog con plena solvencia. Tanta que me parece innecesaria ninguna puntualización, ni comentario. Tan solo incidir una vez más que unos españoles por ignorancia, y otros (la mayoría de los de izquierdas) por mera maldad y odio a su propia Patria, han contribuído de manera decisiva a la extensión de esa mancha falsa que se llama "leyenda negra". Hoy día nuestra gloriosa historia, tiene más defensores fuera que dentro. Es famosa la frase, atribuída a Bismarck: "España es el pais más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido". Y esto, lamentablemente cada día va a más. Por eso hay que apreciar en lo que vale publicaciones como la tuya. Gracias Pepe. Un fuerte abrazo-
Anónimo ha dicho que…
Gracias por sus reveladores estudios de la historia de España que ya no dejan estudiar en los colegios españoles. Todo el mundo debería ver la película “Cristiana” protagonizada magistralmente por Eva Longoria y Andy García entre otros muchos actorazos y dirigida por Dean Wright. A mí me abrió los ojos de una etapa de la historia de Méjico de la que no tenía ni idea.
Su exposición, brillante como siempre. Gracias.

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