Una vez conseguida la suficiente incultura
y falta de preparación, nada mejor que bombardear desde todos los medios de
comunicación – y son muchos los que manejan- para amedrentar y
culpabilizar a la población de cualquier alteración climatológica que se
produzca, centrándose en las variaciones naturales del clima, que siempre y en
todo momento, desde el instante mismo de la creación el planeta ha sufrido, ya
que, erupciones, terremotos, inundaciones, sequías, épocas de glaciaciones
junto a otras de retirada de los hielos, han sido y serán constantes en la
historia geológica de la Tierra (1).Y, sí, claro, según esa propaganda, todos
somos “culpables” de los devenires naturales. Sobre todo Europa y cualquier
país desarrollado.
Una vez conseguido arraigar el sentido de
responsabilidad culposa, que por supuesto siempre va a recaer en el ciudadano
medio, será muy fácil conducirnos al redil que tienen pensado: una distopía
totalitaria.
Que es difícil luchar contra los fenómenos
naturales, y que el hombre no es culpable de la mayoría de los
desastres que ocurren, siempre ha estado meridianamente claro. Variaciones en
el eje de la Tierra y diferentes fases por las que pasa periódicamente el Sol
también determinan estos fenómenos.
En estos días vemos la erupción del volcán
de la isla de La Palma. En uno solo ha emitido entre 6.000 y 11.000 Tm de
dióxido de azufre, con el peligro añadido de provocar la tan temida lluvia
ácida.
¿Las flatulencia de cuántas vacas hacen
falta para provocar esa contaminación y durante cuántos años?
Es todo falsedad y mentira.
Los calentólogos han encontrado un
estupendo cajón de sastre donde cabe cualquier argumento: lo mismo da que sean
inundaciones, sequías, incendios forestales, tsunamis, terremotos; da igual,
somos culpables del tamaño del agujero de ozono, del calentamiento, o del
cambio climático, que igual sirve para un roto, que para un descosido.
¿Quieren frenar el avance tecnológico y
retrotraernos a un inverno de ignorancia profundo y estancado? Tal
parece que ésa es una de las metas de estos siniestros personajes que dominan
ya parte del mundo. Sólo los privilegiados que escojan serán los que ocupen los
puestos de dirección política, industrial y económica.
Recientemente se han reunido los
presidentes de Gobierno y jefes de Estado de las principales potencias
occidentales. Después de sesudas intervenciones han decidido, no sé cuál ha
sido el mecanismo para llegar a esa estupidez, que tienen que bajar la
temperatura del planeta 1,5ºC, como si tuvieran en sus manos un termostato.
Para estos no cuentan los periodos
naturales, las distintas fases de calentamiento y enfriamiento, como asegura la
historia geológica. Hasta el año 1970 y desde 1960 se vivieron paulatinamente
años de enfriamiento que han dado paso a estos actuales de mínimo
calentamiento.
En pocos años y, según los periodos que ya
ha tenido la Tierra, la variación al alza que vivimos dará de nuevo paso a una
época de más frío. ¿Se colocarán medallas al afirmar que gracias a sus
medidas se ha conseguido? Seguramente.
Para ello, según sus sesudos planes, hay
que parar buena parte de la industria, utilizar coches eléctricos, que
contaminan más – la cuestión del problema de las baterías (precio, carga y
reciclaje) no lo explican - y tienen un precio prohibitivo, amén de
una autonomía muy limitada. Al mismo tiempo, habrá que ir reduciendo
las granjas de ganado - por la “gran contaminación de las ventosidades del
ganado”, dicen - y el consumo de carne, e ir aumentando hasta límites
insoportables, el llamado impuesto “verde”.
Una ruina total y absoluta, y un
retroceder en el tiempo nos esperan si estos desalmados se salen con la suya.
Las constantes sugerencias de no comer
carne, sustituir las hamburguesas clásicas por otras artificiales vegetales,
que aseguran saben exactamente igual, tienen esa explicación.
Para ello cuentan con un terrateniente que
ya ha adquirido millones de hectáreas de terreno en EEUU para producir materia
vegetal: Bill Gates, que por supuesto ha emprendido la fabricación y
comercialización de esas “super-hamburguesas”.
Eso sí, han acudido a esa reunión sin
cortarse, derrochando energía y contaminación atmosférica a raudales. Se han
podido contar más de cuatrocientos aviones privados, amén de un número
incontable de vehículos particulares para sus desplazamientos.
Para los predicadores del desastre
ambiental que nos espera, incluida, Greta Thumberg aquellas naciones que son las que más han contaminado, contaminan y seguirán
contaminando, tienen un permiso especial para seguir haciéndolo, al no tener
límites a su producción industrial, tampoco van a pagar ningún impuesto verde
por ensuciar el planeta; tales son los casos de China, India y Rusia. EEUU
tampoco se libra.
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