DESTRUIR LA TRANSICIÓN.

 

 

Todas las maniobras empleadas por este desgobierno están encaminadas a un mismo fin: enfrentar a los españoles.

Como la Transición fue un ejemplo vivo de cordura y de perdón, no les gusta, les rechina, les estorba, frena todas sus maniobras y, cuando están acorralados o quieren difuminar la actualidad provocan una cortina de humo para así disimular y tapar sus excesos, barbaridades y desafueros, sacando, por ejemplo, a pasear la figura de Franco.

Ahora han decido exhumar a José Antonio y, al mismo tiempo, iniciar un proceso para anular la Ley de Amnistía que las Cortes democráticas de 1977 - para juzgar dicen, “los crímenes del franquismo” - nos dieron, en un ejemplo generoso y noble de perdón y de reconciliación de todos.

Aclarar que la retroactividad penal es algo que las leyes prohíben y que, por otra parte, ¿cuántos españoles están vivos hoy y que tengan responsabilidades de los años de la guerra?

Bolaños, portavoz actual del Gobierno, dice que no pasa nada y que todo seguirá igual. La pregunta que salta rápidamente es ésta, si no pasa nada, si todo es igual, ¿para qué tanta molestia y tanto alboroto?

Lo dicho, toda esta baraúnda de amagos, acciones y dislates, sólo tienen un fin: distraer a la opinión pública, de la dependencia vergonzosa que este ejecutivo tiene de los golpistas catalanes, y del resto de formaciones de las que depende su estancia en la Moncloa; para que así no se hable del déficit brutal que nos arruina; de la dependencia energética insuficiente; del despilfarro que nos enfada y, de la ruina general que día a día vemos más cerca.

Todo este ambiente viene de la época del, hasta ese momento, peor presidente que hayamos conocido en los últimos 40 años, ZP.
Luego, Rajoy, con mayoría absoluta, no quiso rectificar las leyes ideológicas que promulgó Zapatero.

Y ya, rememorando los orígenes fratricidas y de enfrentamiento permanente que el PSOE ha procurado siempre, no queda más remedio que remontarse a la época de los años 30, donde Largo Caballero – el Lenin español - se empeñó en meternos en una guerra civil, cosa que consiguió.
Fue consciente de que antes o después saltarían por los aires todos los resortes que la nación se había dado para funcionar y, que, sistemáticamente eran forzados.

Ni respetaron las elecciones municipales, donde se proclamó indebidamente la República, ni aceptaron los resultados de las generales del año 1934. 

Ahora se les llena la boca con la República, pero habrá que recordar que en 1934, el PSOE junto con la ERC de Cataluña, dieron un golpe de Estado contra la misma.

Golpe de Estado que en la llamada Revolución de Asturias fue mucho más sangriento.
Todo esto propició un clima donde diariamente los asesinatos, violaciones, incendios de templos y persecución de los que creían de derechas, iban aumentando.

Provocaron un golpe de Estado en 1934 y lo perdieron. Provocaron una guerra y la perdieron.

¿Qué está ocurriendo ahora? Ahora, para sus planes totalitarios, les estorba la Ley, la Constitución y la Monarquía y, por este orden, piensan ir despojándonos de las instituciones que nos dimos tras un referéndum que, curiosamente en Cataluña, fue votado afirmativamente de forma masiva.

De momento y, con la ayuda inestimable del PP, han logrado tener ya una mayoría suficiente en el T.C.

En el Tribunal de Cuentas, una vez defenestrada Margarita Mariscal de Gante, que tenía contra las cuerdas a los golpistas catalanes, tienen también las manos libres.

Y, en el CGPJ, otra vez con la colaboración indispensable del PP, serán mayoría en breve.

Si contamos que la Fiscalía General del Estado es de su órbita, tan sólo quedan como baluartes la Constitución y la Monarquía.  A transformarlas y anularlas se van a aplicar con todos sus recursos que, cada día, por las causas anteriormente expuestas, son mayores.

La primera la reformarán por Decretos Leyes, o con las llamadas Leyes habilitantes, históricamente empleadas por Hitler en Alemania y, en la Venezuela de Chaves, para así, y por la puerta de atrás, hacer una reforma encubierta.

Si quieren reformarla que lo digan y lo hagan, en la misma existen las disposiciones, los mecanismos necesarios y legales para hacerlo. Pero, ese derecho es de TODOS, que tendríamos que dar nuestra opinión en un nuevo referéndum.

Es muy grave que se trate de hacer por la puerta de atrás.

Y, para anular la Monarquía, vemos a diario cómo, empleando mil argucias van consiguiendo ir mermando su presencia y su imagen.

Mientras, se despilfarra el dinero en chiringuitos, ministerios innecesarios, fundaciones, observatorios, asesores – miles – en los veintidós ministerios y, ONGs de distinto pelaje que dan cobijo a lo más florido y parasitario de la ciudadanía.

Eso sí, los impuestos, para tanta colocación improductiva de inútiles, son confiscatorios y ruinosos.
Argumentan que quieren repartir la riqueza, como si el dinero se criara en los árboles, mientras paralizan la producción de la misma ahogando a los autónomos y cualquier iniciativa. 

Las cifras están ahí, tenemos el mayor paro juvenil de la U.E.

A todo esto, la inflación y déficit suben desaforadamente y, la vida cotidiana, entre “okupas”, inseguridad ciudadana, carestía de la cesta de la compra, combustibles, gas, etc., se nos hace cada vez más difícil.

Están apretando el acelerador y no van a parar. Cada día vemos un hecho que oculta la infamia de los anteriores.

En las democracias occidentales el ciudadano de a pie ve cómo, y a través de los tres poderes, se lleva a cabo el control de los posibles desmanes de los gobiernos.
Aquí, sin embargo, vemos que ocurre justo al revés. El Ejecutivo controla, parasita e invade los dos poderes siguientes que se suponen independientes.

Eso, desgraciadamente, tiene una definición clara: TOTALITARISMO.