BOLA DE CRISTAL.

Imaginen por un momento que estamos terminando el año 2027 por el que a trancas y barrancas hemos ido discurriendo. Debería de haber sido año de elecciones.

Al mismo tiempo, continuamos siendo testigos de las maniobras permanentes de un desgobierno que ha ido desmontando y desconfigurando, paso a paso, nuestra Constitución. 

En el momento actual el Gran Felón, alias el Fugas de Paiporta, está más acorralado que nunca y sigue la división interna dentro de su Consejo de Ministros en asuntos primordiales. 

Todo un grupo de incompetentes e incapaces rebosantes de inutilidad y sectarismo.

Las cabezas visibles discordantes tratan desesperadamente de ser protagonistas, aunque sea por un día, con la intención de aferrarse a unos cargos de los que poder seguir viviendo. 

Para tal fin usan, cómo no, una artimaña que en política es de las más viejas del mundo: demagogia inmisericorde trufada del populismo más chabacano. 

Algo con lo que se quebrantan las bases de cualquier convivencia y que entusiasma a determinados grupos de las capas más inconscientes de la sociedad.

Un caladero de votos que la izquierda trata de aumentar con unos planes económicos que siempre resultan desastrosos para nuestro tejido económico.

Por otro lado y siguiendo con su demagogia, lo mismo solicitan salir de la OTAN, que proceder al desarme unilateral y absoluto.

Un pacifismo que, curiosamente, siempre, siempre, va en la misma dirección: acabar con la infraestructura militar de Occidente.

Un Occidente que, sin una disuasión militar acorde con su desarrollo, nos lleva a la nada más absoluta.

Tal razonamiento se adorna con la premisa fútil que, de lo contrario, nos abocamos a un holocausto bélico de proporciones nunca vistas, acusando de paso a las naciones que argumentan el derecho a defenderse, de querer llevarnos a una destrucción total. 

Y, aunque los burócratas comunitarios, auténticos embaucadores y apóstoles del wokismo más cerril, presididos por Von der Leyen, apestan desde lejos a corrupción, no pueden ser la disculpa ni la cortina de humo que nos impidan ver las maniobras totalitarias e insoportables de un personaje como Putin. 

Es entendible que quienes desesperados y hartos del rumbo absurdo y contrario a nuestros intereses que la UE promueve, hayan puesto sus esperanzas equivocadamente - como quien se agarra a una tabla de salvación - en este dictador criminal que lo mismo elimina rivales políticos que, sin cortarse un pelo, echa mano del polonio para quitarse de en medio a cualquier disidente o agente díscolo.

Al igual que para continuar con su empeño de seguir reconstruyendo el imperio de la URSS, invade una nación soberana.

No confundamos la velocidad con el tocino: el núcleo duro de la UE, en su Consejo, son una pandilla de impresentables que abogan descaradamente por nuestra ruina; pero, nunca jamás, la solución puede venir de un comunista despiadado y travestido de unas virtudes de las que carece absolutamente.

Preside un régimen totalitario expertísimo en guerra híbrida, teniendo sembrada toda Europa de agentes muy activos en redes sociales y distintos diarios.

Constituyen el núcleo y origen de cualquier manifestación o formación, ecologista, nazi-feminista, pacifista o separatista que se precie.

Siguiendo con la propaganda inmisericorde de este desgobierno, acabamos de ver los datos de la última encuesta del malversador Tezanos en junio de este mismo año. 

En la misma ha pronosticado que el PSOE ha recortado la distancia que le llevaba el PP, y hay prácticamente un empate técnico. 

Sin embargo, los datos reales que ocultan y que manejan internamente vaticinan una gran hecatombe.

A pesar de la multiplicación de cientos de chiringuitos, donde pastan a conciencia todo tipo de parásitos inútiles que, cómo no, le votarán.

El panorama es el de una nación paralizada institucionalmente al carecer el desgobierno, entre otras cosas, del instrumento más elemental en cualquier democracia: los PGE, prorrogándose inadmisiblemente los de 2023 una y otra vez. 

Es histórico el embotamiento legislativo crónico que dura ya demasiados años, protagonizado por un desgobierno débil y caótico para los españoles, sólo pendiente de presionar y criticar a los jueces que les son contrarios, o de satisfacer los chantajes de sus socios. 

Tal frenazo en la actividad legislativa ha vaciado al Congreso de los Diputados de su verdadero cometido.

Con un agravante, muchos miembros del Ejecutivo, empezando por el Fugas, no compadecen en tiempo y forma adecuados o boicotean las iniciativas de la oposición aprobadas en el Senado. 

Con un miedo cerval crónico ante la posibilidad de tener que dar explicaciones, cuando es requerido por cualquier miembro de la oposición, dada la situación anómala de parálisis legislativa que vivimos en los últimos años y llegado el momento inexcusable de responder, éste suelta una perorata – que nada tiene que ver con la cuestión planteada - que trae preparada y confeccionada por la cohorte de asesores que le sirven, esquivando así cualquier explicación verosímil.

Manifestándose, además, con esa chulería infinita marca de la casa, sin que la Presidencia del Congreso, tan puntillosa otras veces en asuntos que afectan a su amo, se inmute ante las muestras de un cinismo que es permanente y crónico.

Un desgobierno chantajeado y en manos de separatistas furibundos que mantienen al Fugas con la soga al cuello y de puntillas sobre una banqueta inestable.

Siempre amenazado con la posibilidad de perder ese equilibrio, con un resultado más que previsible. 

Hoy, septiembre de 2027, le tocaba responder a una cuestión esquivada durante muchos meses, como es la de concretar la fecha de Elecciones Generales. 

La ministra de turno ha salido a la tribuna y se ha explayado con un discurso soporífero. 

Pues bien, después de más de veinte minutos de incongruencias ha rematado la faena y, poniendo una de sus mejores sonrisas - donde se trufan y mezclan al unísono estulticia, ineptitud y cinismo – ha explicado que convocar elecciones sería una pérdida de tiempo, que hacerlo constituiría una irresponsabilidad, además de producir un quebranto innecesario para la Hacienda Pública. 

Ha rematado la faena diciendo que se convocarían en breve, pero sin concretar fecha.

Dicho esto, ha cerrado su carpeta y ha abandonando la tribuna – entre aplausos entusiastas de sus cuates – y siendo felicitada por el Fugas y toda la bancada socialista.

El hemiciclo en los primeros momentos de sorpresa, aunque parezca mentira, ha quedado en silencio.

Sin embargo, pasado el shock y los instantes primeros de estupefacción, las voces, protestas, pataleos e insultos, se han alternado en una confusión tremenda con llamadas al orden de la Presidencia.

Un caos vergonzoso e indescriptible, donde se han podido oír agravios e insultos de los más variados, e incluso algún conato de llegar a las manos.

Como el guirigay no acababa, ante tal espectáculo, la Presidencia ha mandado desalojar el hemiciclo, algo que no ha sido fácil ni instantáneo, viviéndose escenas tensas e inenarrables. 

Posteriormente a este escándalo y ante lo que se considera por la oposición un auténtico golpe de Estado y, tras una reunión urgente del Consejo de Ministros, el desgobierno ha informado que se decretaba el Estado de Excepción por los acontecimientos ocurridos en el Parlamento, siendo el inefable Bolaños el encargado de leer un comunicado – transmitido por todas las cadenas de televisión - breve y escueto, advirtiendo además que el Parlamento también se cerraba. 

Después y acto seguido a petición del desgobierno, ha compadecido Cándido Conde-Pumpido Tourón, aclarando que tal medida, sopesada por una reunión urgentísima habida del tribunal que preside, era constitucional y facultaba al desgobierno para adoptar tal decisión, dados los graves acontecimientos ocurridos. 

Si ha tenido usted paciencia para leer hasta aquí se habrá percatado sobradamente, y si no es así se lo aclaro desde este mismo instante, que lo escrito no ha ocurrido y es pura especulación. 

Quizás pueda parecer exagerado, pero, conociendo la jaez del personaje, su atornillamiento al cargo y su falta de escrúpulos, dado el ascenso diario de escalones hacia su imputación la pregunta es: ¿Llegaremos en algún momento a vivir una situación similar a la descrita? 

¿Quién tiene una bola de cristal?