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HACIA LA MELANCOLÍA.

La pestilencia que emana desde la Moncloa es cada vez más sofocante. La sospecha constante de una corrupción descarada cubre de mugre todo este desgobierno de sectarios irracionales, principalmente a la cabeza del mismo.  La conclusión es clara: serán capaces de la mayores vilezas e infamias para seguir en el poder y, desde ese lugar privilegiado, tratar de esquivar la acción de la Justicia. Copado y encerrado en un sembrado de casos escandalosos, el Gran Felón se agarra con uñas y dientes a su cargo como única posibilidad de supervivencia, tal es el cúmulo de datos que cada día ceban, como si de un animal de engorde se tratase, a esta desgracia, a este escombro ético y a toda la turbamulta de ministros que le secundan sincronizadamente y que aún soportamos los españoles. De todo lo que estamos viendo, lo que más sorprende es la velocidad con que estos sacacuartos han disparado todo tipo de arpones para pescar dádivas abundantes. La Moncloa, vergonzosamente,  se ha  convertido en un

MÁS SOBRE LA LEYENDA NEGRA.

España, como nación civilizadora de Hispanoamérica, jamás saqueó sus riquezas. Si esos hubieran sido sus planes, únicamente se habrían construido grandes factorías en sus costas.

Así lo han hecho todas las potencias colonizadoras y, evidentemente y por el mismo motivo, tampoco se habrían hecho obras arquitectónicas perdurables: 

Catedrales, hospitales, colegios y universidades, sin contar las numerosas bibliotecas, construidas a partir del S.XV, amén de dar todos los derechos de ciudadanía española a criollos, negros y mestizos.

Todos los enemigos de España y aún a día de hoy, se han valido de esa inmensa promoción propagandística en contra de nuestros predecesores que es la leyenda negra.

Una muralla densa y constante diseñada y puesta en marcha para ocultar dos cosas: las derrotas permanentes sufridas por ingleses, franceses y holandeses a manos de los españoles, y la verdadera naturaleza de sus maniobras posteriores, actos de los verdaderos explotadores sin conciencia que se adueñaron de los virreinatos españoles de América.

Para propagar la misma contaron con la colaboración indispensable de aquellos que por determinadas causas: pertenencia a secta, venganza, frustración o traición, que de todo hubo, la difundieron y hasta la aumentaron.

Una de las derrotas inglesas más humillantes y velada fue la victoria que en 1741 consiguió el teniente general Blas de Lezo en el sitio de Cartagena de Indias, contra el almirante inglés Vernon.

Entre sus hombres figuraba Lawrence Washington, hermanastro del que después fuera presidente de EEUU.

Seguramente tomó buena nota de cómo peleaban los españoles.

En esta memorable batalla las armas españolas consiguieron uno de episodios más gloriosos de nuestra historia militar.

Las cifras hablan por sí solas: los españoles no pasaban de los 3.000 hombres, incluidos soldados, marinos y milicianos, más 6 barcos. 

Los ingleses más de 27.000 hombres y 186 navíos.

Después de meses de asedio y enormes pérdidas, tanto en hombres como en barcos, Vernon se vio obligado a retirar sus tropas, dejando atrás un episodio que Inglaterra prefirió olvidar.

Tan segura estaba la corona británica de su victoria que, antes de la batalla, se acuñaron monedas conmemorativas celebrando la anticipada conquista de Cartagena. 

Estas monedas, que mostraban a Vernon "pisoteando" a un "derrotado" Lezo, nunca llegaron a circular y fueron guardadas en un intento de borrar de la memoria esta aplastante derrota.

En la historiografía británica, este evento ha sido en gran medida silenciado, un testimonio del impacto que tuvo en el orgullo nacional.

 Incapaces de apoderarse de los virreinatos españoles militarmente, sólo podían recurrir a la calumnia.

La leyenda negra es un panfleto inmundo donde, con maestría y una técnica de difusión eficacísima, se nos ha acusado de robar el oro de varias naciones, entre las que se encuentran Perú, Argentina, Méjico etc., amén de una lista larga de agravios. 

Sin embargo, lo más sangrante es ver cómo toda la izquierda, infiltrada por los enemigos seculares de España, y haciéndose eco de los que no nos consiguieron vencer durante más de tres siglos, hace suyas esas mentiras, calumnias y tergiversaciones históricas.

España, consideraba a esos territorios como una parte inseparable de la propia nación. Los ciudadanos que los habitaban disfrutaban de los mismos derechos que los de la metrópoli. 

Se hablaba de españoles americanos y de españoles de España.

La metrópoli administraba esas riquezas como lo haría cualquier potencia con los productos de sus territorios

¿O, es que se puede acusar a los EEUU de diezmar el oro de California, o el petróleo de Texas?

La UE se ha formado – entre otras cosas – atendiendo a la libre circulación de capitales y personas, disfrutando de la ventaja de una misma moneda. 

Esas características eran algo de pleno derecho en el continente americano durante su pertenencia a España, con la ventaja añadida de tener una misma lengua, unas mismas leyes y, cómo no, una divisa común: 

El real de a ocho, la primera moneda universal usada durante más de trescientos años, manteniendo a día de hoy un récord en el tiempo muy difícil de igualar.

Los que verdaderamente diezmaron sus riquezas, esclavizaron a sus hombres, los dividieron y enfrentaron, fueron principalmente ingleses y americanos.

Con la colaboración inestimable de las logias masónicas inglesas y de las establecidas en el Nuevo Continente, apoyándose fundamentalmente, entre otros, de dos personajes: Bolívar y San Martín.  

Inflexiblemente siguieron un plan que consistió en dividir, enfrentar y confundir; después, saquear y atomizar territorios, convirtiéndolos en naciones y nacioncillas endeudadas para hacerlos así manipulables y dependientes.

Dos filosofías, en un principio opuestas, se unieron en esa misma tarea: primera, el Monroísmo o panamericanismo, “América para los americanos”, que quería decir literalmente, para EEUU; segunda, el marxismo, con sus planes liberticidas y empobrecedores, cuyo único fin es esclavizar el continente.

Para entender mejor cómo se ha llegado a la situación que se vive actualmente en muchas de las naciones hispanoamericanas, es imprescindible repasar, aunque sea muy someramente, las “hazañas” que desde el albor de su independencia emprendieron los británicos. 

El saqueo sistemático empezó alrededor de 1810, aprovechando el desconcierto ocasionado por la invasión napoleónica en España, las alteraciones políticas que le siguieron, y la ceguera recurrente del Rey Felón.


VEAMOS ALGUNOS EPISODIOS: José de San Martín había encabezado las insurrecciones en Argentina, Chile y Perú; en un momento determinado encontrándose en este último país y al frente de los rebeldes, temiendo que el Tesoro de la Real Hacienda peruana – veinte toneladas de oro y plata en lingotes y monedas – cayera en manos del Ejército Realista que se aproximaba a Lima con posibilidades de tomar la capital y, en una decisión poco meditada o quizás animada por nuestros enemigos seculares, trasladó esa fortuna a las bodegas de tres buques cuyos nombres eran, La Perla, La Luisa y Jerezana.

Si aquella determinación fue un error grave, peor fue la de nombrar, inducido seguramente por sus consejeros, la mayoría ya al servicio de la masonería de la Pérfida Albión, como jefe de la flota peruana a Lord Cochrane, ex oficial naval británico expulsado de la misma, o al menos así se presentó. 

Ni que decir tiene que, en una maniobra rápida e imprevista, aprovechando la confusión reinante por la proximidad de las tropas reales, el mencionado Lord ordenó el traslado inmediato de todo el tesoro de los buques mencionados, al británico O´Higgins, zarpando rápidamente y depositado después en el Banco de Inglaterra.

Otro episodio lamentable fue el que protagonizó el general William Carr Beresford en 1820, al mando de las tropas de invasión que trataban de conquistar Buenos Aires, para penetrar después en Argentina.   

Sólo a la segunda intentona tomaron la ciudad. La primera orden que dio fue la de exigir que se le entregara el tesoro de la Real Hacienda del Virreinato de la Plata, a lo que el propio virrey se negó.

Sin embargo, no le fue difícil localizarlo, con lo que las operaciones de traslado del mismo al buque británico Narcisus, comenzaron inmediatamente. 

Una vez llegado a Londres y entre grandes alharacas fue exhibido públicamente – como botín de guerra – con notables celebraciones ante la alegría y júbilo de los asistentes.

El monto total del mismo se calcula en más de cincuenta toneladas de oro y plata.

Evidentemente y conociendo a estos personajes, no todo fue a parar al Banco de Inglaterra. 

Es sabido que Beresford, de todo lo saqueado en Buenos Aires, se embolsó, poniendo a buen recaudo y al mejor estilo corsario, un tercio de esa fortuna.

En 1825 Inglaterra firmó con Argentina un peculiar Tratado de Amistad, Comercio y Navegación. 

Por el mismo conseguían la exclusividad de todo el mercado, además del veto en los puertos argentinos al resto de potencias extranjeras.

La combinación de la piratería inglesa, unida a las desventajas en las firmas de los tratados, dieron como resultado la descapitalización de todas estas naciones, quedando sin recursos y en la más completa ruina.

Pero la obra maestra se iba a completar, ya que, para tratar de equilibrar sus economías arruinadas, tuvieron que recurrir a la petición de empréstitos, concedidos “generosamente” por el Tesoro Británico, eso sí, con unos intereses escandalosamente usureros.

Préstamos que procedían del saqueo de estos mismos países y, que, además, rentaban a Inglaterra cuantiosos intereses. Como puede apreciarse el negocio era redondo.

Además, y como garantía de los mismos, se exigió la intervención en forma de monopolio, de todas las importaciones y exportaciones de sus recursos naturales. Tras lo cual, quedaban de facto convertidas en colonias.

Haciendo un resumen sucinto, puede afirmarse que las consecuencias infaustas de aquellos pactos con Inglaterra, seguimos observándolos en las noticias que nos llegan a diario desde el otro lado del charco. 

En estos momentos siguen en marcha – aunque algunos métodos han cambiado – los planes que triunfaron para precipitarlos a la división, pobreza, corrupción y humillación permanentes.

Estos son los hechos, y lo expuesto, sólo un par de botones de muestra de la historia de Hispanoamérica

Si alguien debe pedir perdón -algo muy de moda últimamente – no somos los españoles. 

Hay que contar quiénes han sido los explotadores y los explotados. 

Hay que seguir, cada uno según sus posibilidades, tratando de darle la vuelta a la leyenda negra, culpable, las más de las veces, de ese complejo torpe y de inferioridad que todavía se enseña de los más ignorantes.




Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Mejor le habría ido a los países hermanos de Hispanoamerica seguir con nosotros. Pero allí metieron sus zarpas los peores enemigos de España para conseguir con artimañas lo que nunca lograron con las armas. Y para eso se ayudaron de traidores, como es lo habitual. Traidores que, insólitamente, tienen estatuas en muchos de nuestros parques y plazas. Penoso.
José Antonio Utrera ha dicho que…
Lamentablemente, amigo Eneas, a estas alturas es aun muy difícil encontrar alguien en esos países "liberados de la espantosa esclavitud española" por los cultísimos británicos que conozcan y reconozcan la verdad que usted nos acaba de explicar. Más lamentablemente aun es que la inmensa mayoría de nuestra izquierda tome la leyenda negra como verdad absoluta.

Al parecer, socialistas y comunistas en general, excepciones aparte, creen que el camino hacia su utópica igualdad pasa necesariamente por la destrucción de España. No es difícil saber de quién o quiénes parte semejante aberración, lo increíble es que, tras más de dos siglos, esos mismos socialistas y comunistas no hayan rectificado el error que cometen con esa actitud antiespañola.

En fin, amigo; creo que nuestro deber es seguir predicando la verdad histórica, aunque parezca que predicamos en desierto. Aunque nadie ajeno nos escuche, nos escuchan nuestras propias almas que claman por mostrar la verdad a un mundo ciego que no quiere ver.

Muchas gracias por su labor y un cordial saludo,
JUANJO ha dicho que…
NO HAY CASI NADA QUE AÑADIR, PERFECTO. DE AHÍ MI SIMPATÍA POR CUALQUIER PAÍS ANGLOSAJÓN, FRANCÉS, HOLANDES, BELGA, LA MASONERÍA, EL MARXISMO, ETC. NO PODRÉ ENTENDER JAMÁS LOS ANGLICISMOS USADOS POR LA RAE, QUE SE EXIJA EL INGLÉS PARA ACCEDER A CUALQUIER PUESTO DE TRABAJO. EN FIN TODO UNA M..... SEGUIRÁN HACIENDO LO QUE LES DE LA GANA, CON LA SUMISIÓN DEL RESTO DE LOS PAISES, CUANDO NO, DE ACUERDO CON ELLOS.
JUANJO ha dicho que…
ME REMITO A MI PRIMER COMENTARIO.
SIMPLEMENTE AÑADIR QUE HOY POR HOY, LO DOMINAN Y DIRIGEN TODO. TENDRÍA QUE PRODUCIRSE UNA REVOLUCIÓN MUNDIAL (COSA BASTANTE DIFICIL, POR NO DECIR IMPOSIBLE) DONDE SE LOS PUSIERA EN SU SITIO.
Pepe ha dicho que…
Amigo Pepe otra gran lección de Historia que por cierto deberían leer los zurdos actuales para que se enteren de una vez de lo que ocurrió tras el descubrimiento de América por Colón que ellos también cuestionan.Me gustaría saber dónde tienen los Ingleses guardadas la monedas acuñadas por vencer a los españoles en sitio de Cartagena de Indias, peri estos analfabetos que ahora sólo saben poner a España por los suelos demostrando que odian a España y encima los tenemos en el Gobierno presidido por el que cambia de opinión a cada momento. Un abrazo y enhorabuena

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