AMENAZA TOTALITARIA.

Poco ha tardado el Gran Felón, vista su inutilidad manifiesta para ganar unas elecciones, en amenazar con hacer callar a los medios que no le sean afines y, en otra maniobra igualmente totalitaria, tratar de designar a los jueces del CGPJ.

Este desastroso, vil y espurio personaje, es el único presidente de Gobierno de España que está ahí no habiendo ganado nunca unas elecciones: ni generales, ni municipales, ni autonómicas, ni europeas.

Por eso sus intenciones son claras: la primera, tratar de obtener así una victoria con todo a su favor, ya que, visto lo visto, se siente incapaz de hacerlo de manera democrática, como hasta ahora han transcurrido los comicios en España.

La segunda, sabe que, si sustituye a los magistrados, cambiando las normas para la elección del órgano de gobierno de los jueces que están entendiendo los escándalos constantes que le arroyan y envuelven, podría manejar a su antojo los casos que le atosigan, tanto a él, a su familia y a miembros de su partido. 

Por eso se ha lanzado, en su penúltima maniobra antidemocrática, advirtiéndonos con un golpe de Estado en toda regla; con ese estilo entre lastimero, doliente y soberbio del que busca venganza a sus fracasos, tratando de anular, de alguna manera, las instituciones que estorban en sus planes:

Constitución, Monarquía, Poder Judicial y libertad de prensa. 

El sueño dorado de este mequetrefe moral es contar con que el resto de medios de información sean iguales que TVE, donde este zángano de la política y del Estado de Derecho, se luce en sus intervenciones en un ambiente de adulación, mimo y embeleco que le procuran sus ratos más felices, creando a su voluntad un universo paralelo muy propio de los dictadores vocacionales.

Y no va a detenerse. Que nadie dude que su meta es la de perpetuarse en el poder, a poco que le dejen oposición, jueces, medios de opinión y ciudadanía.

Ya ha comenzado la campaña para que parezca normal que los políticos, en este caso del PSOE, nombren a los componentes de la judicatura. Los mismos que tendrán que juzgarlos. 

Si fracasa ese aspecto del golpe de Estado su futuro se complicará hasta límites insospechados, ya que, en su soberbia han ido dejando un camino, al parecer, plagado de pistas múltiples, claras y diáfanas que no soportarán una investigación detallada y metódica. 

Ahora mismo y afortunadamente, los únicos que están resistiendo son aquellos magistrados que ponen la ley por encima de las decisiones políticas. 

Como es intrínseco en cualquier régimen totalitario y despótico, tratará de que las decisiones políticas – travistiéndolas de cualquier rebuscada definición - estén por encima de las leyes, santo y seña de cualquier dictadura que se precie.   

No nos engañemos, su misión es anular la Constitución de 1978, la Monarquía y llevarnos a una república confederal infumable y absolutamente antinatural en nuestra ya larga historia y, de paso, sirviéndose de los medios estatales que maneja, lograr una posición económica particular que no tenga nada que envidiar - por poner sólo tres ejemplos - a las de Bono, Zapatero o el mismísimo Felipe González.

Muchos políticos – el caso de los ERES de Andalucía es paradigmático - han usado su posición para, como si tuvieran una patente de corso, acaparar ellos, sus familias y amigos, chollos, canonjías, momios y, de paso, una posición económica lustrosa, muy lustrosa.

A todo esto seguimos viendo a la banda que pastorea el Consejo de Ministros llevar a la nación española permanentemente hacia la ruina, la pérdida de libertades, la inestabilidad política, la paralización legislativa de la nación y a un deterioro económico - nada que ver con decir que nuestra economía va como un cohete - y social del que tardaremos décadas en recomponernos. 

Hay un dato escandaloso, al que no se le ha dado demasiado propaganda. 

El que nos sitúa como la tercera nación europea con mayor riesgo de población en pobreza, situándonos detrás de Rumanía, Bulgaria y subiendo.  

Lo que está ocurriendo, de un tiempo a esta parte, nos sitúa como una de las naciones con menos fiabilidad de nuestro entorno; díganme si todo esto no es para estar preocupado cuando vemos que, una y otra vez, este individuo que nos ha tocado soportar y apoyado por toda la purria social que se sienta en el Congreso, sigue adelante con sus planes de desmembración de España y con el acaparamiento de todos los poderes que forman el núcleo fundamental de cualquier democracia. 

¿Hay solución? Sí, pero no es fácil, o la derecha y la ciudadanía se ponen las pilas de verdad – parece que judicatura y fiscales ya han reaccionado - o seguiremos en caída libre hacia una dictadura de corte bolivariano. 

¿Reaccionará de verdad TODA LA DERECHA oponiéndose en una campaña nacional y europea a este disparate?

¿Se coordinarán para movilizar a sus electorados y simpatizantes para, pacíficamente, demostrar en su momento al Gran Felón que no le van a salir gratis sus intentos de amordazarnos?

Es el momento de los estadistas, el de sacrificar ambiciones personales, hasta cierto punto legítimas y, comenzar de verdad, una oposición coordinada para frenar la deriva totalitaria de este Ejecutivo.

Aclarar algo que, aunque sea una perogrullada hay que subrayarlo, sobre todo tras los últimos ataques, absolutamente injustificados a la Monarquía, argumentos que le han hecho el juego a este desgobierno que trata, por todos los medios, de anular los verdaderos contrafuertes que estorban a sus planes.

La soberanía de los españoles está en el Congreso que representa al pueblo español, por tanto, el Rey no puede negarse a firmar ninguna de las leyes que sean aprobadas en el mismo; negarse sería un golpe de Estado porque atentaría contra la misma soberanía. 

Así es que, en vez de transferir responsabilidades a quien no se debe, trabajen, organicen y remen en la dirección correcta con argumentos y estrategias para hacer posible que el Congreso tenga más representantes constitucionalistas.