LA "ESPANTÁ".

El espectáculo de la “espantá” del que intriga para convertirse en el Gran Conducator - amordazando la libertad de expresión, anulando la división de poderes, demonizando a la oposición y a cualquier crítica - ha sido una maniobra bufa e insolente, explicada en una carta, que ha tenido varias intenciones. La primera era la de polarizar toda la atención en él, empleando ese estilo empalagoso que oscila entre angustioso, artificial y fingido.

Nada nuevo, qué se podía esperar del que ha hecho de la mentira su trono, de la calumnia su escabel y de la traición su estandarte.

Todo ha sido una gran pantomima para victimizarse y cambiar el foco de la atención pública. 

Una gran parodia, nada ha sido improvisado, sólo la puesta en escena de un tipo sin escrúpulos y al que le vale todo si consigue llevar a cabo sus planes totalitarios. 

Después de esa falsa “espantá”, después de ese nuevo teatro, amenaza con un, "punto y aparte", que consiste fundamentalmente en amordazar a los medios de comunicación con la disculpa de combatir así bulos y mentiras.

Habrá que recordarle que ya existen leyes en nuestro Código Penal que sirven para corregir aquellos excesos, infundios y calumnias si se usa la libertad de expresión indebidamente.

Otro de sus objetivos es hacerse con el control absoluto del poder Judicial. Pretende inmunidad e impunidad penal y someter a los españoles a la dictadura de un gobierno autocrático, convirtiéndonos en la peor república bananera que hayamos imaginado.

Tal asalto le permitiría ponerse a salvo de cualquier denuncia y tener las manos libres para perpetrar todos sus planes, que no son otros que someternos a una dictadura comunista.

Este actor de cuarta fila, calado desde hace demasiado tiempo por los ciudadanos, montó de nuevo el tinglado de la antigua farsa: un teatrillo inesperado para tratar, una vez más y van… de desviar la atención de su hermanísimo, de Begoña y de toda la cohorte de personajes que le acompañan. 

Este último asunto ocupan al titular del Juzgado de Instrucción Número 41 de Madrid, el juez Juan Carlos Peinado, que ya ha pedido a la UCO que investigue los presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción. 

La "espantá" no le ha salido todo lo bien que pretendía, sobre todo por la resonancia internacional que han tenido estos casos, en los que no se puede descartar al Gran Conducator.

¿A quién cree que engaña este zafio narcisista, este quejumbroso de telenovela del amor conyugal? 

A nadie, ni tan siquiera a sus palmeros coreanos, ralos de vergüenza y desprovistos de un mínimo sentido del ridículo. 

El espectáculo ofrecido en la calle Ferranz producía alipori. 

Todo por un lugar en el desgobierno del perseguidor de los cánones de la democracia.

Después de esos cinco días de asueto volvió con su cinismo e hipocresía conocidas, postulándose a continuación para encabezar esa pretendida regeneración democrática, lo cual viniendo de quien viene es todo un contrasentido. 

Pero cómo se puede aceptar que un cínico como éste nos hable de regeneración democrática, pero qué clase de broma es ésta.

Esa regeneración la podría reclamar o encabezar un ciudadano que fuera ejemplar, pero que lo diga el embustero y el tramposo mayor que España ha tenido en mucho tiempo es, cuanto menos, una patraña más.

Grotesco, patético y un punto dramático que este personaje pretenda erigirse como paladín de esas esencias. 

Él, que carece absolutamente de principios, a no ser los del nepotismo más descarado y los de la traición más pérfida, ahora pretende mostrarse como ejemplo de lo que deben ser la decencia, la lealtad, la democracia y la fidelidad.

Él, que bate un récord de derrotas en las elecciones y al mismo tiempo de traiciones a los principios democráticos, como son la separación de poderes – que ha invadido sin darse tregua - y a la Constitución.

Tanta hipocresía y descaro son lacerantes, al igual que sus desplantes, ofensas, perjurios y prevaricaciones.

El escenario al que nos ha conducido este mamarracho es insoportable. Ha dañado una a una todas las instituciones y nos ha arrastrado hacia la nulidad en el concierto internacional. 

Hoy, España - de la mano de este insensato - no pinta nada en los foros internacionales donde se debaten asuntos que nos afectan directamente, ya que, ha conseguido hacernos irrelevantes. 

Siempre junto a terroristas ya sean etarras, de Hamás o hutíes. 

Nos malgobierna agarrado del brazo de truhanes diversos. Es su estilo, es su propia idiosincrasia. 

Tan sólo ansias de poder y disfrutar a todo trapo de los privilegios que el cargo le otorgan, confundiendo el uso normal de esas prerrogativas con el uso desbocado y quién sabe si delictivo de los mismos.

Son las formas del tunante que ya fue expulsado del partido al ser descubierto, cómo no, haciendo trampas en las elecciones a Secretario General del PSOE. 

El talante del que da un sentido pésame cuando muere un terrorista de la ETA y calla pérfidamente ante el asesinato de dos guardias civiles en Barbate.

El talante del falsificador de doctorados. 

Lo más llamativo, lo más sangrante es que esta izquierda infantilizada, sin duda alguna la peor, más degradada y retrógrada de toda la UE, se declara portadora exclusiva de la verdadera y auténtica democracia.

Claro es que se refieren a una democracia populista y marxista que traducida correctamente quiere decir dictadura brutal – progresismo dicen ellos - y ruinosa para la nación donde se instale.

En sus últimas intervenciones, en el Congreso, se jactaba que de diez votos en Vascongadas siete han ido al PSE y a sus socios. 

¿Cómo puede presumir de estar junto a los que han derramado tanta sangre, dolor y luto por toda España?  

Va decididamente a por todo el poder judicial; a por la libertad de opinión y expresión con mil excusas, escoltado y arropado por informadores de los que cuesta trabajo pensar que tienen la ética y la formación de periodistas y, cómo no, a tratar de ilegalizar cualquier asociación, partido o conjunto político que no cumpla las normas que el Gran Conducator estime oportunas.

Siempre ha empleado el socialismo la estrategia de la transferencia: es decir, arrojar a la oposición todos sus defectos, faltas y delitos.

Sobre todo cuando esa oposición está dividida y más pendiente de anularse entre sí que de fijar un objetivo común, como sería el de desbancar en las próximas elecciones a este nefasto y ruinoso personaje que nos asola sin pausa, nos despoja de nuestros derechos democráticos, ata y condiciona día a día.

A ésta un ruego: unifiquen esfuerzos para hacer frente al enemigo común, centren sus energías, campañas y argumentos en derrotar democráticamente a quien siembra la discordia y el enfrentamiento como base y cimiento de su continuación en el cargo. 

Tengan en cuenta que ha decidido, amparado en lo peor de esta España que se nos deshace entre las manos, el camino de la ruptura de la nación amparado por la morralla nacionalista, por comunistas arcaicos y por traidores de distinta ralea.