DESPOTISMO ILETRADO.

Hace tiempo que la política española está en manos de un personaje que padece una personalidad paranoica, caracterizada por un narcisismo obsesivo, irracional y delirante. 

El Gran Felón está descompuesto, sus reacciones, gestos y palabras así lo demuestran.

Faltón por naturaleza y ultrajante crónico, ahora es el eterno ofendido. Todo mentira, todo teatro, pantomimas de un individuo ralo de conciencia.

Uno de sus rasgos más acusados está en el modo antidemocrático que sitúa en el mismo plano a España, los intereses de Estado, su persona y su mujer.

A su lado el Rey Luis XIV - “L´État, ce moi” - era un alabardero de palacio.

Hubo una época en la historia europea caracterizada por un pensamiento filosófico que contribuyó a enriquecer razón y cultura. 

Fue la época del DESPOTISMO ILUSTRADO. 

Hoy, estamos en un momento absolutamente contrario y a merced de un Ejecutivo que ejerce un DESPOTISMO ILETRADO. 

Su paranoia totalitaria nos ha ocasionado problemas con las naciones con las que manteníamos relaciones excelentes.

En él, la ecuación lógica en la que cada acto tiene su correspondiente consecuencia no existe. Actitud explicable en alguien que está fuera de la realidad y que actúa con una irresponsabilidad jamás vista.

Nos ha dado numerosos ejemplos y, por desgracia, mucho me temo que no serán los últimos, en esa huida hacia el desastre del que no puede rectificar dada la situación de debilidad extrema de este desgobierno.

Una legislatura sin PGE., vana, inoperante y necesitada siempre de respiración asistida, con un agotamiento parlamentario evidente e insostenible, donde sólo se ha legislado para favorecer a separatistas, golpistas y huidos de la justicia. 

 

Hace ya tiempo que las trapacerías, salidas de tono, entrevistas masaje en sus medios afines, y todo tipo de marrullerías con las que trata de desviar la atención de los problemas que nos acucian, no engañan a nadie. 

Los acontecimientos le superan diariamente, aunque disponga de toda una caterva de aduladores profesionales que se humillan y venden su dignidad y decoro. 

Son los que se someten a las ínfulas de este déspota de opereta que, sobreactuando permanentemente, lleva a la Nación hacia el nicho tenebroso y siniestro del Grupo de Puebla y del Foro de Sao Paulo, lugares donde este perfecto desastre se encuentra a gusto.

Ha convertido insensatamente en asunto de Estado las acusaciones de corrupción a Begoña, que manifestó Milei en un mitin. 

De forma inexplicable ha roto unilateralmente relaciones diplomáticas con Argentina, sin pensar en el interés general, perjudicando a ciudadanos y empresas que mantienen negocios en ambas naciones.

La última ha sido reconocer un quimérico e inexistente estado Palestino, dominado por Hamás, una banda de terroristas sanguinarios que constituyen uno de los brazos armados de Irán en esa zona. 

Esta nueva insensatez, ha dado lugar a un conflicto diplomático grave con Israel.

Dos crisis diplomáticas en cuatro días con un sólo fin: movilizar a la izq., porque sus encuestas internas le auguran una nueva derrota en las europeas.

Da miedo pensar hasta dónde puede llegar en su ambición enfermiza por el poder.

Para restaurar mínimamente el daño ocasionado internacionalmente a España por este patán sin escrúpulos, harán falta muchos años.

Sólo cabe esperar que el día que se le interpele por los enjuagues de su hermanísimo, no declare la guerra a Portugal.

Y, cuidado, no contento con infiltrar de adeptos a su régimen en prácticamente todos los organismos oficiales, no hay que perder de vista estas nuevas maniobras: nacionalizar las principales industrias estratégicas para disponer así de un filón de poder permanente y, de paso, colocar sus alfiles.

Ya lo hicieron así los socialistas con las cajas de ahorros, las mismas que quebraron al estar en mano de políticos oportunistas que lo único que vieron fue la ocasión de mangonear en las mismas y, de paso, sacar una buena tajada.

Su compulsión por el poder lo convierte en un ser despiadado, carente de empatía y moralidad.

Por tanto, no esperemos un comportamiento leal e institucional de toda esta banda que nos arruina con impuestos confiscatorios, nos aísla internacionalmente y nos hace perder derechos democráticos a diario, convirtiéndonos a buena parte de la sociedad en ciudadanos de segunda, donde privilegios, recursos y favores de todo tipo sólo van hacia sus socios de desgobierno y a quienes le aúpan y mantienen ahí.

Sin lugar a dudas estamos en manos de un individuo que preside un desgobierno débil, enfrentado internacionalmente a naciones clásicamente amigas, manejado por chantajistas profesionales y delincuentes habituales.

Con todo este panorama, que Dios salve a España.