LA GUSANERA.

 

El sanchismo ha evolucionado a toda velocidad y se ha convertido rápidamente en un conglomerado de degradación ética y moral sin precedentes. 

Se ha transformado en una auténtica gusanera, una sentina fétida, pútrida y pringosa, sin escrúpulos, sin reglas, de una arbitrariedad que sobrecoge. 

Aquí, el que ordena y manda a su capricho y sobre todo en beneficio propio es el sátrapa monclovita, el mismo que ha logrado desmontar de su partido cualquier atisbo de control democrático.

  

Ha mutado en una organización para esquilmar el dinero de los contribuyentes. 

 

Contribuyentes que soportan cada vez más el peso de unos impuestos desproporcionados y, que, parte de los mismos se emplearán en sufragar sus chollos y canonjías.

Negocios sin alma, como el de las mascarillas y material sanitario que se ¿gestionaban? mientras en toda España morían miles de personas. 

Con el objetivo de obtener la máxima rentabilidad previamente se había prohibido a las comunidades autónomas cualquier gestión sobre este asunto, prolongando su obligatoriedad con el fin de seguir lucrándose.

Además de encerrarnos anticonstitucionalmente dos veces, para no tener que dar explicaciones.

 

Se eligió la ganancia del monopolio y de la pésima gestión, a la operatividad. De hecho, España fue uno de los países donde más se cebó el virus.

 

Hasta el Congreso, cámara soberana del pueblo español, que no se cierra ni en las guerras, había echado el candado.

En su cobardía, ya legendaria y, como ahora no puede cerrar las cámaras, para evitar dar la cara por el asunto del material sanitario ha optado por huir a Brasil, donde Lula, cabecilla principal del Grupo de Puebla, organización comunista por antonomasia, le recibe.

Un dato para recordar: el Gran Felón - al más puro estilo totalitario - lleva más de diez meses sin someterse a las sesiones de control del Parlamento.  

 

Todo ha sido manejado por un desgobierno déspota y corrupto hasta la médula y para beneficio particular de individuos que, sin conciencia ni corazón, se aprovecharon del dolor y luto de los españoles.

A modo de hienas carroñeras ventearon el negocio y se dedicaron, con el frenesí del converso y con la soltura y descaro del que se siente impune, a explotarlo sin cortapisas.

 

Es un desgobierno repugnante; es un desgobierno culpable al que no le ha importado nada; ni los ciudadanos, ni su seguridad, ni las consecuencias desastrosas que han  ocasionado permanentemente sus decisiones, maniobras y manipulaciones.

Ya se verá cuando las investigaciones, que están en curso, vayan concretando individuos, empresas y un numero de implicados que, cada día que pasa siguen creciendo.

Son varios ministros, familiares, comisionistas desvergonzados y ambiciosos los que escoltan a todos estos apandadores del erario público en su saqueo masivo. 

El sanchismo, convertido en una gusanera extensa y casi inabarcable está al descubierto,  mostrando descarnadamente su estilo corrupto y su más cruel realidad.

 

Todos exhiben, aunque piensan lo contrario, una estulticia profunda, aderezada de la soberbia que viene del poder omnímodo que ejercen sobre unos medios de comunicación sumisos y rendidos, al igual que el de muchas instituciones respetables, pero temerosas de las venganzas implacables de estos déspotas poderosos y sin alma. 

Cuando se acumulan pruebas que les señalan directamente recurren – lo hemos visto muchas veces – a embarrar el ambiente político y a promover campañas de desprestigio hacia la oposición, usando cualquier disculpa, argumento o cosa que se les ocurra.

Es la típica política del boomerang, lanzar a diestro y siniestro las mismas acusaciones que pesan sobre ellos, con la certeza que sus cadenas de lacayos, entregadas y atentas a las directrices del Gran Felón, las propagarán de forma machacona e insistente.

Algunos lo llaman táctica de la tinta del calamar: todo emborronado para desviar la atención del objetivo a ocultar. 

 

Y, aunque los cartuchos se agotan hay uno que van a utilizar para matar dos pájaros de un tiro; me estoy refiriendo a la promulgación de una Ley de Amnistía, anticonstitucional y nefasta que acaba con nuestro Estado de derecho. 

Putin está de enhorabuena.

Con esta maniobra vil contentarán al prófugo Puigdemont cediendo, lo vamos a ver pronto, a todas sus exigencias por muy descabelladas que sean.

Con esta maniobra se desviará momentáneamente la atención del lodazal descubierto.

Ahí esperan su turno una lista larga: Laura Borrás, los Pujol y un largo etc.

¿Servirá también para que, mediante alguna triquiñuela, incluir a muchos de los implicados en el caso de los ERES donde Griñán, Chaves y demás se verán beneficiados?

Lo que sí es seguro es que con este nuevo despropósito nos seguirán complicando la vida, subiendo un peldaño más - en su permanente huida hacia adelante - en la provocación y el enfrentamiento social.

Una medida que, sin duda, lejos de aplacar las ansias de los golpistas, los animará a intentarlo nuevamente y, ahora, sin leyes que los inquieten.

Éste es el panorama con el que en pocos días nos vamos a encontrar.

¿Qué elasticidad tiene la sociedad española para soportar tanta felonía, tanta humillación y tanto desatino? 

¿Servirán todos estos disparates para que, de una vez por todas, la derecha unifique objetivos y fije como prioridad absoluta y como enemigo público número uno al psicópata que cada día nos hunde un poco más?

Sería deseable.