EL PSOE, SUS BARONES Y EL PROCÉS.

 

España se parece hoy a un convoy que sube arrastrándose, ahogándose por una pendiente larguísima, cargada con un peso muerto en dirección contraria al camino emprendido en 1978.

El conductor de ese tren es el Gran Felón, un individuo indigno, bajo, rastrero e innoble, que agota todos los calificativos perniciosos con los que se pueden definir a una persona.

En su huida hacia adelante, con el fin de mantenerse a toda costa en el poder, no le ha importado rebasar umbrales y fronteras considerados sagrados para el devenir de nuestra sociedad, pisotear el juramento de la Constitución, implorar y arrastrarse miserablemente ante un prófugo de la justicia hasta convertirse en uno de los traidores más grandes de nuestra Historia.

Ya no hay vuelta atrás en este verdadero golpe de Estado, sólo quedan dos finales: o triunfan los golpistas, o fracasan y son detenidos y juzgados por el gravísimo delito de lesa traición.

Todo esto se lo debemos a una izquierda que, proponga lo que proponga el Felón de Felones, niegue lo que niegue o afirme lo que afirme, defenderá con fanatismo, vigor y hasta sañudamente una cosa y la contraria.

La misma que ha extendido sus tentáculos en los organismos principales de la nación. Una nación que se siente asfixiada por esa ideología comunista que todo lo quiere, trastoca, embarra y arruina.

La que dicta sus normas y para la que no hay normas ni seguridad jurídica alguna pues todo va a depender de la última idea, mentira o bajada de pantalones que, en su extrema debilidad y ambición desmedida le exijan al Gran Felón los que le tienen agarrado, por salva sea la parte, para auparle indigna y miserablemente al sillón de la Moncloa.

El plan para precipitarnos al lado bolivariano comunista viene de lejos. Sus objetivos estaban claros desde hace mucho tiempo: tener mayoría ideológica en los órganos judiciales principales para frenar cualquier denuncia o recurso.

El Tribunal Constitucional era una de sus piezas nucleares; han logrado que ya esté a merced del servil Pumpido, viejo conocido de la época de Zapatero. 

Esa responsabilidad no es sólo de él, pues en solitario no lograría absolutamente nada. Sin embargo, entre sus miembros hay una mayoría filocomunista, aunque ellos prefieren denominarse “progresistas”.

El otro objetivo era el Poder Judicial o gobierno de los jueces – CGPJ -siendo la primera institución que se ha posicionado claramente y con sentido de Estado ante la disolución de nuestra democracia.

Después le han secundado decenas de instituciones.

Como guinda a ese pastel putrefacto y agusanado que lleva negociando varios meses, el Gran Felón ha anunciado una amnistía y un lote de privilegios, dádivas y canonjías al huido de la justicia. 

Operación de un calado enorme que finiquita nuestro sistema judicial, nuestra democracia y, somete al resto de españoles a los caprichos de esa oligarquía catalana podrida hasta la raíz, abusona hasta la hez, insolidaria y miserable hasta decir basta.

Los barones socialistas son coautores de esta alta traición, sobre todo los que son más conscientes del derribo de nuestras libertades y, por ende, de nuestro sistema democrático reflejado en la Constitución de 1978 votada masivamente por el pueblo español.

En estos días se han distinguido Emiliano García-Page y el retorcido Javier Lambán.  

La imagen de Guillermo Fernández Vara aplaudiendo frenéticamente al Gran Felón en el mitin que dio en la sede del PSOE, fue inolvidable.

Estos fantasmones con su actitud disfrazada y miserable, chismosos y demagogos, llegado el momento de dar la cara de verdad se lo han hecho encima. Todos han claudicado y, como se dice vulgarmente, han cantado la gallina de una forma soez, espantadiza y lamentable en cuanto el jefe los ha mirado fijamente.

Donde decían digo, ahora dicen Diego, donde peroraban y presumían de no sé qué ética, estética y agravios comparativos hoy se han quedado mudos.

Son los mismos que junto a su jefe nos dejan ante Cataluña a la misma altura que una colonia tercermundista dependiendo de su metrópoli; con unos impuestos confiscatorios con que solventar el despilfarro económico de esa comunidad quebrada, cuya deuda asciende ya a los 85.000.000.000 de €., socialmente partida en dos y económicamente nula. El mismo camino que seguirá el resto de de la Nación.

Todo ha sido una venta vergonzosa de España a retazos. 

El otro gran disparate, la otra gran traición es la inclusión de un mediador internacional, tal como si hubiera habido una guerra entre dos naciones soberanas. Justamente así empezó la guerra de los Balcanes.

Se viene encima también el llamado "lawfare", antesala de la guillotina en la plaza pública, para linchar a los jueces que cumplían con el deber de aplicar las leyes que antes nos dimos libremente en el Parlamento. 

Éste se convertirá en un Tribunal del Supremacismo político a todas luces.

Un sillón sustentado también en la sangre de las víctimas de la ETA, hoy olvidadas y vituperadas, sobre la ruina de miles de españoles que sufrieron en sus carnes el zarpazo cobarde y traidor del asesinato, el secuestro y la amenaza permanentes.

 

¿QUÉ VA A PASAR?

¿Tomará la UE cartas en el asunto?

¿Estará dispuesta esa misma UE a propiciar con su silencio un nuevo conflicto civil al estilo balcánico en el flanco sur?

¿Convencerán al Gran Felón las manifestaciones que no van a cesar en todas las ciudades españolas y, que, presumiblemente van a ir a más?

¿Enfermaran súbitamente suficientes parlamentarios socialistas el día de la investidura?

¿Tiene la oposición en el Senado la posibilidad de frenar durante el tiempo suficiente el proyecto del golpe de Estado para que éste se enfríe, dé tiempo a otras maniobras y no se produzca?

En poco tiempo todo esto lo vamos a ver.