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Blog de opinión donde actualidad, cultura e historia se dan la mano. Combatiendo la leyenda negra. J.D.A.
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DESMONTANDO EL NACIONALISMO CATALÁN. 2ª PARTE.
En la primera parte de este artículo mostré una breve perspectiva histórica en el que ese nacionalismo se ha visto implicado, demostrando que el motor que siempre le ha movido ha sido – y será – el de obtener ventajas y prebendas respecto a otras regiones españolas.
Para lograr sus metas han empleado todo tipo de argumentos, tretas y astucias; éstas oscilan desde un victimismo bochornoso, a un rosario de mentiras que, reproducidas sin pausa penetran en las mentes de los que, sin formación específica, empiezan a tomarlas por verdades.
Es la vieja cantinela: una mentira repetida muchas veces puede llegar a calar como si fuese verdad.
Forman en sus filas desde alucinados convencidos, vagos de profesión, charnegos acomplejados frustrados de cuna y, personajes cuya única meta es el chollo, la fabulación, el odio y la queja, “virtudes” y “adornos” que, reunidas y convenientemente explotadas, les han dado siempre gran resultado.
Si analizamos los datos de esa economía nos encontramos con cifras de infarto.
Para finales de 2023 el dinero extraído de nuestros impuestos y que irán a parar a Cataluña será de más de 140.000 millones de euros. En la actualidad junto a la exigencia de amnistía y referéndum de independencia, exigen una indemnización astronómica por no sé qué concepto.
Datos que marean y que ponen negro sobre blanco la desfachatez, avaricia y cinismo de estos golpistas.
Adornados de mentiras y fábulas, ese nacionalismo se ha rodeado de una nube de patrañas y medias verdades que explotan con cierta eficacia, aunque hay que decir que cada día menos.
Hecho que puede comprobarse cuando, año tras año, a esas convocatorias, cada vez asiste menos público.
Veamos algunas de las mentiras que acompañan al nacionalismo catalán:
Celebración de la Diada.
Es tradición en la cultura Occidental celebrar las victorias y conmemorar hechos gloriosos. Sin embargo, ésta es la excepción a la regla, la anormalidad llevada al paroxismo, a la glorificación sublime.
El nacionalismo es una patología del alma que pretende encontrar consuelo, aunque sea en sus derrotas más épicas.
En esta fiesta celebran la derrota - en la Guerra de Sucesión, no de Secesión como les gusta decir a algunos - que sufrieron los catalanes que apostaban por el candidato austriaco al trono español.
¿Absurdo?, no para los que les gusta fustigarse y no encuentran ningún otro episodio para evidenciar el nacimiento de no sé qué.
Rafael Casanova.
Es junto a la Diada otro de los pilares de la iconografía nacionalista. Ocultan taimadamente que fue un patriota austracista español; sí, sí, español, que luchó a favor del pretendiente al trono de España: el derrotado Carlos III.
Por tanto, queda meridianamente claro que Rafael Casanova no fue separatista catalán ni por asomo.
Este supuesto héroe, combatiendo durante el sitio de Barcelona fue herido en una pierna, herida de la que convaleció en una finca que su hijo poseía en Sant Boi de Llobregat.
Como todos los demás dirigentes políticos catalanes contrarios a la monarquía Borbónica, fue amnistiado al terminar el conflicto y ejerció de abogado en Cataluña, hasta que se retiró en 1737.
Nunca, jamás, imaginaría que le dieran el carnet de independentista caído en el sitio de Barcelona.
Ni fue independista, ni cayó en Barcelona, ni fue mártir. Tres mentiras en una.
Fábulas y quimeras de un nacionalismo que, si no tiene héroes se los inventa.
En ese episodio y, tras la finalización de las operaciones bélicas y una vez restablecida la paz, conviene recordar la siguiente anécdota: fieles a su codicia patológica, los catalanes perdedores llegaron a solicitar los gastos que les habían ocasionado tal guerra.
¿Absurdo, ridículo? Sí, pero real.
Luis Companys.
Pero vamos ahora con este individuo extravagante, grotesco y voluble, protagonista de una ópera bufa siniestra, responsable directo de cientos de muertes, incluso de miembros de ERC.
El ahora glorificado fue un asesino, un psicópata rijoso que persiguió al que fue, al parecer, amante de su segunda mujer, Carmen Ballester.
Este personaje era aborrecido y denostado en vida por los catalanes, pero ahora, bromas del destino, es glorificado como mártir sin más mérito que el de haber sido juzgado por los crímenes y tropelías que protagonizó y, fusilado. Y, sólo por ello exonerado de cualquier responsabilidad que tuvo en vida.
Para entender bien la raíz de este embrollo hay que
recordar una especie de vodevil en el que intervienen Carles Durán, militante
del JEREC (Juventudes de Ezquerra Republicana del Estado Catalán), esposo de
Carmen Ballester cuyo matrimonio hacia aguas, Miquel Badía, el llamado “Capitán
Collons” fundador, junto con Dencás, de los “escamots” o camisas pardas, una organización
paramilitar fascista catalana a imitación de los camisas negras de Mussolini,
apareciendo al final nuestro ínclito personaje Luis Companys.
Ocurrió que yendo en automóvil Durán y Miguel Badía sufren un accidente, por lo que son ingresados en el hospital de Manresa.
Avisada la esposa de Durán acude al mismo y aparece en la habitación de Miguel Badía. Durán había sido dado de alta.
Allí, los acontecimientos se precipitan y tiene lugar a un apasionado e intenso encuentro sexual entre los dos.
Badía, fanfarrón impenitente, cuenta a todos sus amigos el asunto con la tal Carmen, sin escatimar todo el lujo de detalles sobre las habilidades amatorias de la misma.
Posteriormente Carmen entabla amistad con Companys, éste se enamora perdidamente - tenía veinte años menos – y se divorcia de su primera mujer, Mercé Picó para casarse con ella.
Como Badía mantuvo algún que otro escarceo amoroso más, eran la comidilla habitual en los ambientes políticos, uniéndose a la rivalidad política entre ambos la rivalidad sentimental.
Companys en un ataque de cuernos brutal parece que decidió quitar de enmedio a su competidor político-sentimental.
El caso es que Badía, el “Capitán Cullons”, fue asesinado junto a su hermano, por un anarquista, Justo Bueno Pérez y, según un amplio consenso entre los investigadores, por orden de Companys.
Toca repasar ahora ahora los antihéroes de este nacionalismo catalán tóxico y rufianesco hasta la hez.
Entre las figuras predilectas y denostadas por este nacionalismo rastrero sobresale, cómo no, el general Franco.
Pero veamos cómo se escribe la historia. Aquí tenemos que saber, para quién aún lo ignore, que el ahora aborrecido General fue condecorado por el F.C. Barcelona en varias ocasiones.
Bueno es recordar que, celosos del Estadio Santiago Bernabéu se embarcaron en la construcción del Nou Camp, para ello tenían que recalificar los terrenos adyacentes a Les Corts y condonar al mismo tiempo una deuda importante del club. (¿Les suena?)
Para llevar a cabo esta operación recurrieron al periodista Juan Gich, gran amigo de Torcuato Fernández Miranda.
La recomendación funcionó y el Gobierno presidido por Franco, reunido en el Pazo de Meirás, aprobó el 13 de agosto de 1965 la ayuda al Barcelona y la recalificación del solar de Les Corts.
Todo esto se publica en el BOE nº 228, Decreto 2735/1965, de 14 de agosto, fechado el 23 de septiembre de 1965.
Sigamos con los honores que el Barcelona Fútbol Club otorgó al General.
Éste condecoró a Franco en tres ocasiones:
- En 1951 otorgándole la medalla de oro y brillantes.
- En 1971, con la medalla de oro del Palau Blaugrana.
- En 1974, medalla de oro del 75 aniversario del club.
Mentira tras mentiras vemos que todo lo que rodea al nacionalismo está impregnado de corrupción y tergiversaciones relativas a cualquier hecho que pueda poner en duda su narrativa oficial.
Siempre insolidario y presuntamente siempre damnificado. Prohíbe y persigue el uso del español en todas las instituciones y ambientes, al mismo tiempo que oculta cuidadosamente las fortunas inmensas que las editoriales catalanas han amasado durante muchísimos años vendiendo sus libros, escritos cómo no, en nuestra lengua común a un mercado de más de seiscientos millones de hispanos.
Un nacionalismo que siempre esquiva la responsabilidad en el despilfarro continuo en la administración de los recursos que detrae del Estado, dilapidando millones de € en, embajaditas, asociaciones y un tinglado de propaganda compulsivamente falsa.
Actualmente es una autonomía en quiebra que resiste sólo por la respiración asistida que el Estado Español le presta, ya que, a día de hoy, es insuficiente para su propia supervivencia.
A fin de paliar este déficit, la Generalidad en 2010 hizo una emisión de 2.000 millones de euros en los llamados bonos patrióticos, a un año y con un interés del 4,75%
Parecía lógico que los principales defensores de su independencia se volcaran en la adquisición de los mismos y fueran los mejores clientes para así respaldar sus propias ideas.
Nada más lejos de la realidad, la pela es la pela y esa emisión fue un rotundo fracaso que tuvo que ser asumida por el Banco de España.
Los independentistas conocen y conocían perfectamente el trasfondo económico de las finanzas catalanas, y eran conscientes del riesgo alto que había de impago.
Ninguno de los que se pasan la vida perorando por su “país” quiso arriesgar ni un céntimo, era mucho mejor que el Estado “opresor y antidemocrático”, corriese con los gastos de la juerga, ya que, al fin y al cabo, ellos nunca son responsables de nada.
Retomando la actualidad y volviendo a la venta y gran traición que está perpetrando el Gran Felón hacia España, afortunadamente, y él lo ignora, esta nación es mucho más fuerte de lo que sus enemigos suponen.
Y, ahora mismo el pueblo español dormita, aunque parece que está empezando a desesperezarse.
Si la oposición sabe actuar y unifica criterios para hacer frente al cacique tiranuelo, éste y quienes le dirigen, se verán sorprendidos y rebasados. Que nadie lo ponga en duda.
¿Es un sueño verle ante un juez acusado de lesa traición? Puede ser, porque ahí tenemos el ejemplo del maléfico y diabólico Zapatero, pero déjenme pensar y decir que torres más altas han caído.
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Comentarios
Usted define muy bien a Companys y no nos sorprende a quienes estábamos informados pero mayoritariamente se le considera un héroe de trayectoria intachable que dio su vida por Cataluña.
El nacionalismo con su proverbial victimismo necesita héroes y mártires y si no los tiene se los inventa como usted expone en los casos de Casanova y Companys.
Usted habla de la corrupción que rodea al nacionalismo y yo lo extendería a la política en general.
Gran artículo Don José.
Gracias por denunciar.
Mi preocupación como valenciana es que nosotros los llevamos sufriendo desde que la Democracia empezó andar y ahora pretenden conquistarnos usando a los catalanistas(valencianos renegados).
En fin no quiero extenderme me reitero en que ha escrito un gran artículo gracias por invitarme a leerlo.
Un saludo