LA CONJURA DE LOS NECIOS.

Escribo con profunda inquietud y atosigado como cualquier ciudadano que ve cómo se deterioran, a pasos agigantados, todas nuestras instituciones sin que se haga mucho para remediarlo, antes bien y al contrario, cualquier medida que sale del caletre de estos indeseables que nos desgobiernan, es para empeorar la situación.

Un Gobierno que cada hora que pasa da muestras clarísimas de su incompetencia; un Gobierno que cada día nos complica más la vida; un Gobierno sin criterio donde por encima de todo, prima la supervivencia de “Antonio” y, que, para decirlo de una vez y con todas las palabras: nos desgobierna, arruina y humilla permanentemente.

Esta banda de políticos de fortuna ha tirado por los aires su programa electoral y ha hecho causa común con terroristas, separatistas y comunistas venezolanos.

¿Qué son si no las permanentes cesiones a la ETA; la permisividad escandalosa en los homenajes a los peores asesinos de nuestra historia; al independentismo catalán, la bajada constante de pantalones ante Marruecos, y, el siempre procurado agravio a la Corona? 

Y, aunque mi estado de ánimo es lo de menos para quien quiera que lea estas líneas, debo explicar que se debe al percibir cómo la situación general no solamente no mejora, por mucho que los voceros gubernamentales traten de maquillar, disimular y falsear datos y cifras, sino que cada día es más grave.

Los acontecimientos no paran de girar en una espiral de desastres por las actuaciones de un Ejecutivo irresponsable donde, preparación, lógica y buen hacer hacia los españoles, han brillado siempre por su ausencia. Y hay que volver a decirlo, ni una sola Ley, ni un solo Real Decreto de los publicados, lo han sido para el provecho y mejora del bien común. 

Es tal el hastío que a veces siento la tentación de, al modo estoico, sentarme a ver pasar cómo discurren los acontecimientos aunque, afortunadamente para mí y usando un término informático, en nada vuelvo a reiniciarme.

Produce alipori ver a ministros y ministras desbarrando siempre en permanentes disparates que sólo atienden a una ideología dictada y encaminada a perturbar la sociedad. Y es que no saben, tampoco quieren y, lo que es peor, al no estar preparados, no pueden. 

Son ejemplos claros de mindundis a los que la Agenda 2030 usa como cadenas simples de transmisión; sicarios manejados como títeres y marionetas para aplicar las disposiciones que arruinarán  - en ello están – agricultura, ganadería e industria. 

Acabarán con nuestras libertades, pero antes nos arrojarán al abismo de la carencia, la miseria y el hambre, para utilizarlos como arma para someternos.

Un ejemplo doloroso de lo que digo – seguro que hoy ya hay otro más – es lo que viene ocurriendo con la Ley del “sí es sí”. 

El último y principal responsable de todo ese desaguisado, que no se le olvide a nadie, porque tratará de zafarse es: PEDRO SÁNCHEZ CASTEJÓN, Presidente del Gobierno de España y del Consejo de Ministros.

Nadie quiere admitir responsabilidades políticas; nadie está dispuesto a dimitir, algo que sería normal cuando se ha hecho un daño tan irreparable a la sociedad. Aquí, se necesitan unos y otros: el PSOE para seguir adelante con sus macabros planes de enfrenamiento y división, y la tribu de pelagatos podemitas para vivir como nunca jamás soñaron. Es una conjura en toda regla: la conjura de los necios.

Los que observamos el devenir diario estamos aburridos de ver la conducta chulesca del Fake, tanto en el Congreso como en el Senado: lerdo, sobreactuando en sus visajes, mohines y gestos, cada vez que un orador de la oposición toma la palabra, mostrando siempre una falta de clase clamorosa y un desprecio absoluto a la Cámara y a los españoles. Un sujeto rebasado por los acontecimientos, ya sea por la última manifestación clamorosa en su contra; o cuando tiene que recurrir a cerrar varias calles y plazas para, en un teatrillo ridículo reunirse con un grupo de vasallos a jugar a la petanca. Todo un recital de impotencia, impopularidad, descrédito y desprestigio.

El problema de toda esta izquierda, nefasta y pelagatesca, es el credo comunista: pensar que todo se arregla mediante Reales Decretos, ya sea empleo, bajada del precio de la cesta de la compra, de los alquileres de las viviendas, subidas del SMI, etc.

Desconocen que hay recetas que funcionan para conseguir todo eso sin ocasionar ruinas y quebrantos y, que, existen mecanismos que facilitan esas tareas, Ej.: procurar que la producción de alimentos sea más abundante y barata para que llegue a los mercados esa rebaja; multiplicar exponencialmente los pisos de protección oficial y liberar suelo en los ayuntamientos para estabilizar al menos el mercado inmobiliario; rebajar impuestos a las pequeñas y medianas empresas, ahogadas y obligadas a cerrar cada día cientos de ellas, pero a estos les da igual. Han declarado la guerra a todo lo que produce riqueza y trabajo, ya sea en el mundo rural o en la industria. 

Al mismo tiempo, una de las cosas que también influyen, sin duda, en ese estado de humor de tantos de nosotros, es ver que los partidos de la oposición se enredan en pugilatos nocivos, favoreciendo así a este desgobierno de pérfidos traidores.

Escribía hace unos días un lector del blog  - con toda la razón - que lo primero que había que hacer era echar a este desgobierno de inútiles y traidores que cada día que pasa nos hacen la vida más difícil.

Es hora de entender que ésa es a día de hoy la tarea política primordial y a la que deben de estar subordinadas todas las demás, para que las urnas arrojen lejísimos del poder a esta cuadrilla de sectarios, hispanófobos y apátridas. 

Es urgentísimo un pacto, si quieren tácito, entre las fuerzas de la derecha, bastaría uno de no agresión. Si me apuran, de indiferencia, para concentrar todos los argumentos en combatir al enemigo común. Hay un sabio refrán: “la unión hace la fuerza”. Las circunstancias actuales deben de ser consideradas como excepcionales y, ya se sabe que, en circunstancias excepcionales, métodos excepcionales. Sería bueno apartar orgullosos y sensibilidades personales para centrarse de lleno en hacer un frente común contra este Ejecutivo.

Al mismo tiempo se mandaría un mensaje de esperanza, percibiendo la ciudadanía que existe una concordancia para frenar los dislates permanentes de este Ejecutivo y revertir así las circunstancias actuales. 

Y no tener miedo a sus voceros que se pondrían inmediatamente a la tarea de minar cualquier atisbo que signifique un peligro a sus prebendas. Quizás volverían a repetir lo de “trifachito” y demás descalificaciones que usan para minar la moral de los oponentes, esperando, una vez más, que los complejos absurdos de la derecha, hicieran su efecto contra ese posible y deseable acuerdo.

Hay que limar diferencias, ya vendrá el momento donde expresar las mismas; ya se verán los distanciamientos y discrepancias que por supuesto deben de existir, pero urge de forma imperativa que “Antonio” y toda la pandilla que le acompañan, sectarios inmisericordes y lacayos sin fronteras, salgan de una vez de la dirección de la nación. 

Eso, o nos hundimos en la más negra y absoluta hecatombe social, económica y estructural.