MAFIA + IDEOLOGÍA = CORRUPCIÓN + CAOS.

No busquen palabras, no existen. No busquen argumentos, se diluyen en el magma de heces repugnantes que han convertido a La Moncloa en una sentina nauseabunda de la fábrica mayor de trolas, estafas, abusos de poder y negocios turbios que vieron lustros en toda nuestra antiquísima historia. 

No hay delito que no bordeen, infamia que no fabriquen, ni fábula conspirativa que no intenten. Dispuestos a todo, ya sea complot, intriga o trama, para tapar sus más que probables delitos.

Un lugar, donde toda corrupción tiene su asiento y donde el consejo de ministros más poblado de nuestra democracia se ha convertido en el más inoperante e inútil.

Padecemos un cóctel trágico donde se han mezclado la mafia más ramplona con la ideología más nociva. Los resultados se constatan desde hace tiempo: corrupción masiva, parasitación de instituciones y empresas estratégicas, además de un caos institucional gigantesco.

Todo dirigido para seguir esquilmando a los ciudadanos y disponer arbitrariamente de los impuestos que nos detraen. 

Modos de “gobernar” en los que abunda un nepotismo descarado y gigantesco, donde los negocios particulares del Ejecutivo se mezclan, unen y confunden, con asuntos oficiales.

Un desgobierno que basa su existencia en tratar de amordazar cualquier información que retrate sus chapuzas, omisiones y sectarismo. 

Apagones sin explicar que producen víctimas mortales; comités de expertos más falsos que el doctorado de Sánchez, o la cátedra surrealista de Begoña, se unen a la omisión dolosa de socorro, grave e inhumana, en la Dana de Valencia.

La lista es extensa y el estupor entre los ciudadanos ante tanta perversidad contra las víctimas letales de estos sectarios mafiosos, provoca tribulaciones sin cuento a los españoles.

Si en el anterior post se describía que la situación actual de España era de emergencia, ahora es de urgencia perentoria, dada la podredumbre y la corrosión que impregna todos los estamentos de este desgobierno. Es tan apabullante que corta la respiración.

Cuando la cabeza del pescado está podrida, la pieza entera está corrompida. En política y, en el caso del PSOE, es así desde hace mucho tiempo. 

La situación actual, a la que nos han llevado estos desalmados que ostentan el Gobierno de España, es la agonía de nuestra democracia. 

Ahora más que nunca y dada la situación desesperada por la que están pasando, sobre todo tras las últimas filtraciones, se ve que están dispuestos a todo, sin excluir cualquier disparate. 

Que nadie piense que hemos visto todos los desatinos posibles. Seguro que pronto nos volverán a sorprender revelaciones más graves.

Toda esta recua de secuaces actúa hasta ahora con total impunidad. Políticos de fortuna que han llegado a esos cargos para pudrirlo todo sin aportar nada positivo.

Ministros sin ningún futuro que no rechistan a su jefe porque fuera de ese mundo, nunca, jamás, encontrarán un modo de vida más impune a sus disparates, ni más beneficioso para sus bolsillos. 

Para cortar, juzgar y actuar de oficio, ante todas las noticias, audios y vídeos que vemos estos días, está teóricamente o debería estar el FGE, que se supone vela y representa los intereses ciudadanos. 

Sin embargo, qué se puede esperar de su titular si está a punto de sentarse en el banquillo de los acusados. 

Como contraposición y para frenar estos escándalos, que ya les cercan de forma asfixiante, se ha emprendido una campaña de desinformación e intoxicación hacia aquellos jueces, tribunales e instituciones que trabajan para que España no se precipite en el basurero de la Historia.

Estos son calumniados y perseguidos por su firmeza al mandato constitucional. 

En esta guerra sucia de las cloacas más purulentas y oscuras, mención aparte merecen, cómo no, la ofensiva que se ha desplegado contra la Guardia Civil y, muy especialmente, contra la UCO y sus componentes.

Se han convertido en la diana de un acoso institucional brutal y contra la que se urden y urdirán, desde las mazmorras más oscuras y conspirativas, todo tipo de trampas, añagazas, calumnias y argumentos tóxicos, con el fin de neutralizar sus investigaciones, ponerlas en duda, o desprestigiar a sus jefes. 

Es mentar su nombre y vemos cómo, desde el ínclito y calmoso Bolaños, que sólo se descompone cuando Álvarez de Toledo toma la palabra; hasta Albares, ministrillo petulante, fatuo y panoli, tiemblan, trastabillan y tartamudean.

Todas estas actuaciones van escoltadas por un variopinto batallón de ganapanes liberticidas que trabajan sin descanso en multitud de medios de comunicación, tratando de romper el círculo que se cierne, día a día y minuto a minuto, alrededor del que es la causa de nuestros males. 

Sin embargo, cuidado, porque tiene mayoría en el Congreso y nada le impide, unido a los grupos que le han aupado al poder, enemigos absolutos de la soberanía nacional, cambiar las leyes sobre la marcha, o adulterar y anular cualquiera de las actuales que les comprometan. 

Atención, porque estos, ya a la desesperada como están, no ocultan sus objetivos. 

Lo mismo para nombrar jueces a su medida – ahí están las maniobras de Bolaños - que para adulterar cualquier unidad operativa y, al igual que Marlaska desactivó la unidad de élite contra el narcotráfico de Algeciras, ir descafeinando la UCO, o sustituir sus mandos cambiándolos por otros absolutamente afines.

Si existe esta posibilidad - y está claro que sí - la oposición tiene que estar preparada, empleando para su neutralización, todas las atribuciones que las leyes les permitan.

En la situación que vivimos, tan atípica e inverosímil, enrarecida e insólita, sólo falta, como en cualquier relato mafioso y como guindas a todo este pastel de corrupción institucional, una cabeza de caballo sanguinolenta en la cama de uno de los informadores que están sacando a la luz toda la gusanera de descomposición y, a continuación, un cadáver, producto de cualquier “accidente” inexplicable.

El traidor de traidores, Sánchez, y toda la harca de hampones que le rodean, se encuentran en un túnel sin salida y no pueden dar marcha atrás. 

Hay mucho comprometido; hay tanto destrozo hecho a las instituciones; hay tal desastre ocasionado a la economía y a la convivencia entre los españoles, que sólo les queda seguir ampliando el disparate.

El último ha sido tergiversar una verdad, para convertirla en la patraña tóxica de la bomba lapa, de la que tres ministros, tres, ni han pedido perdón, ni rectifican. 

Bueno, quizás el penúltimo. Cuidado...