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CERCADO POR LA CORRUPCIÓN.

  Desde el mismo instante en que este malhadado personaje, el Gran Felón que habita en la Moncloa, llegó al poder, sólo ha tenido en su mente tres objetivos:   - Enfrentar a la sociedad española incitando al rencor con la pugna guerracivilista y social. - Trocear España. - Enriquecerse a toda velocidad.  A estas tres tareas se ha dedicado con entusiasmo, siendo difícil precisar en cuál de ellas ha puesto más empeño.  Las fuerzas actuales pro comunistas que nos malgobiernan están en contra del progreso y mejora de la calidad de vida de la ciudadanía, y se autodefinen progresistas ; se oponen a la libertad y a la alternancia de los partidos de diferentes ideas políticas en el poder, y hablan de libertad ; son contrarios a la democracia en su totalitarismo, y proclaman que casi son los inventores de la misma.  Hoy, además, contemplamos a un Presidente imprevisible, fuera de control y totalmente desquiciado.  Un orate fullero en permanente huida hacia adelante. Todo como consecuencia del

EL GALEÓN DE MANILA, EL TORNAVIAJE. (1565-1815)



El GALEÓN DE MANILA constituyó un hecho decisivo en la historia del mundo y no digamos de América, ya que, además del intercambio comercial, que constituía su función principal, fue muy importante en el aspecto social que propició con la emigración china hacia el Nuevo Continente, dando lugar al establecimiento de importantes colonias en Méjico y California que después se extendieron por todos los territorios.


Una vez concluida la primera vuelta al mundo en la que el Pacífico se abrió a la navegación, los exploradores y pilotos españoles comenzaron recorrer las inmensidades del mismo. Asegurar que lejos de las apropiaciones de ingleses y holandeses, todas las grandes islas e infinidad de las menores que conocemos fueron descubiertas por nuestros expedicionarios.

En 1542, Ruiz López de Villalobos, enviado por el virrey de Nueva España Antonio de Mendoza, llega a Mindanao y Leyte denominando a ese archipiélago Filipinas, en honor del todavía príncipe D. Felipe. Muere en Amboina, y Andrés de Urdaneta uno de sus acompañantes remató la empresa junto a Legazpi que, el 24 de junio de 1571, funda la ciudad de Manila, establece el primer asentamiento en la isla de Luzón y es nombrado adelantado, consolidando el dominio español en las islas.

Inmediatamente se ven las posibilidades comerciales del lugar, así como la posibilidad de encontrar, cultivar especias y comerciar con ellas, muy especialmente el clavo, una de las que más valor alcanzaban en el mercado europeo. Sin embargo, no fue así, sólo en Mindanao se cultivaba canela.

Realizada una exploración más a fondo de la mayor parte del archipiélago tampoco se encuentran metales preciosos. Pero si carecían de riquezas minerales, sin embargo, su extraordinaria posición estratégica ofrecía las mejores condiciones para comunicarse con las islas de la especiería; como base militar de partida para la conquista del continente asiático, y como nexo de unión de la América Española y Asia.

Tan es así que, una vez afianzada la presencia española se presentó al rey Felipe II un plan de conquista de China, el cual quedó pendiente después del revés de la Armada Invencible. Sin embargo, los misioneros españoles, igual que en el Japón, iniciaron e intentaron las primeras aproximaciones. 


La conquista de Filipinas y la puesta en marcha del Galeón de Manila fue un acontecimiento histórico que duró más de doscientos años, que tuvo unas implicaciones económicas, científicas y sociales y, que, a día de hoy no ha sido suficientemente divulgado ni valorado. 

 

El descubrimiento y uso de esta ruta constituyó una epopeya, una proeza más de las escritas por navegantes, exploradores, soldados, pilotos y cartógrafos españoles. Sin duda, un hito épico más de nuestra extensa y gloriosa Historia. Uno de los derroteros de navegación comercial más duraderos y originales. 

Constituyó, sin duda alguna, la principal vía comercial del Pacífico, tan es así que el camino exacto de la misma entre Filipinas y Méjico se trató de mantener en secreto la mayor parten de tiempo posible para proteger a los barcos españoles de la competencia de otras potencias europeas y de los piratas orientales, ingleses y holandeses.

El estudio de la misma nos permite, una vez más, admirar a aquellos españoles. Se jugaron sus vidas, prestigio y fortunas las más de las veces, transitando y perfeccionando la ruta transpacífica más importante del mundo desde el S. XVI al XIX, uniendo más de medio mundo, Asia, América y Europa, etapa final de muchos de los productos manufacturados procedentes de China, las islas de las especies y América. 


Si tuviéramos directores y guionistas de cine parecidos a los de Hollywood, se habrían filmado ya varias películas de esta gesta increíble en la que se sucedieron infinidad de actos de heroísmo, sacrificio, coraje y valentía.

 

Como base de partida en la comunicación de América con Filipinas, Urdaneta eligió Acapulco por su bahía y por su excelente comunicación terrestre con Veracruz, puerto atlántico, desde donde serían embarcadas las mercancías para seguir su camino hasta Cádiz y Sevilla.  

Si el viaje desde Acapulco a Filipinas no ofrecía problema alguno y era relativamente sencillo, el llamado tornaviaje presentó muchas dificultades, ya que, la corriente ecuatorial y los vientos del Este la hacían prácticamente irrealizable. Todos los intentos, que fueron muchos, fracasaron. 

La comunicación desde Filipinas a Acapulco no fue sencilla ni habitual, propiciando un cierto aislamiento, ya que la ruta hacia España por el Índico y el dominio portugués del mismo, doblando después el Cabo de Buena Esperanza, lo hacían prácticamente imposible.

No fue hasta junio de 1565 en el que a bordo del galeón San Pedro, zarpando desde la isla de Cebú, el piloto Andrés de Urdaneta buscando una ruta factible con América, comenzó su derrota de exploración dirigiéndose hacia el norte aprovechando la corriente de Kuro-Shivo, con la intención de encontrar más tarde vientos favorables para virar hacia el este.

Y así fue, con viento a favor y llevado por la mencionada corriente llega a mediados de septiembre a la costa norte de California, desde donde pone inmediatamente rumbo sur, llegando al puerto de Navidad y más tarde a la bahía de Acapulco. 

Se había encontrado y cartografiado un camino factible – el tornaviaje - que rompía el aislamiento de los viajes de vuelta que tanto quebradero de cabeza habían ocasionado.

A partir de ese momento y cada año en los dos sentidos, un galeón unía Manila con Acapulco. 

Al principio la duración de las travesías variaba entre cinco y seis meses. En Manila se celebraban ferias los meses anteriores a la partida del galeón. A la misma acudían mercaderes, chinos - cuya colonia en las islas era ya muy importante – de Japón, Malasia, India, etc., un mercado inmenso donde se embarcaban hacia América porcelanas, sedas, perfumes, marfiles, piedras preciosas, muebles lacados, clavo de las Molucas y telas hindúes, que se vendían en las ferias de Acapulco a un alto precio y donde el galeón era recibido con alegría y festivamente. 

La demanda de espacio en los barcos que hacían la travesía, era siempre mayor que el disponible, a pesar de que desplazaban normalmente entre 500 y 600 toneladas, por lo que se estableció un sistema de boletas, certificados de propiedad de cada pieza de carga que no podían cederse ni venderse, por lo que el tráfico de influencias estaba la orden del día, reservándose un elevado número para las autoridades de Manila y para las viudas de los cargadores del galeón. 

A fin de sacar mayor provecho se ampliaba peligrosamente el espacio para fardos de mercancías, desmontando cañones y demás dispositivos de defensa. Cuando el Santísima Trinidad fue atacado sólo pudo utilizar 10 de los 60 cañones que llevaba.

Las riquezas que se transportaban llegaron a ser de tal fama que, en 1574, el pirata chino Li Ma-Hong atacó Manila con el fin de hacerse con las mismas no lográndolo, razón por la cual el gobernador Francisco de Sande inició la construcción de la muralla de Manila para impedir nuevas incursiones.  

Durante la travesía a Acapulco era normal enfrentarse a tifones, ataques de piratas chinos, ingleses y holandeses. Por lo cual era normal que llevaran de protección una compañía de Infantería de Marina. 

Estos bajeles eran construidos con maderas muy resistentes, con puntal elevado y buenas defensas para evitar abordajes. Constituían verdaderas fortalezas flotantes muy difíciles de asaltar. 


Los pasajeros, llegado el momento, también empuñaban las armas dispuestos a defender el patrimonio por el que se jugaban la vida. 


Otro asunto que producía más bajas de las deseadas lo constituían las enfermedades que se producían a bordo: escorbuto, disentería, salmonelosis, etc., ya que cucarachas, roedores y chiches, solían infestar el buque. 

Cuando por cualquier motivo la travesía se prolongaba más de lo previsto, se producían a bordo momentos de tensión al escasear comida y agua, aunque los lugares donde hacer aguadas y aprovisionarse de frutas estaban cartografiados desde el primer momento y fueron ampliándose.

Únicamente en momentos muy concretos fueron escoltados por barcos de la Armada. 


Pero no sólo las armas protegían el galeón. La fe siempre estuvo presente en los hombres del mar. Imágenes de la Virgen del Rosario, conocida en Cádiz como la Galeona, perteneciente a la cofradía del Tercio de Galeones, acompañaban a las embarcaciones. 


Esa devoción se trasladó también a las Islas Filipinas, conociéndose allí por La Naval. Hoy es patrona de Manila.    

Si la partida de Filipinas era precedida de una feria importantísima, con la llegada a Acapulco la alegría se desbordaba en las calles, se encendían fuegos en las cumbres montañosas como aviso y las campanas de las iglesias repicaban sin cesar para avisar del acontecimiento. 

Era el inicio de la feria de la ciudad que duraba aproximadamente un mes, y en la que se comerciaba con todos los artículos provenientes de Asia. 

Al terminar, una parte se distribuían por el continente americano y, el resto - la mayor parte - se llevaban al puerto atlántico de Veracruz, embarcándose en naves españolas con destino a Cádiz y Sevilla.

Si la salida del galeón en Manila constituía todo un acontecimiento, la llegada no lo era menos, sobre todo cuando retornaba con su pasaje al completo y las bodegas cargadas de gran cantidad de plata de la que China era el principal cliente, siendo el real de a ocho por su estabilidad y pureza muy apreciado. Además de productos españoles de primera necesidad: aceite de oliva, harina de trigo para hacer pan, jamones, vino, instrumentos náuticos, relojería y todo tipo de herrajes, cosas imprescindibles para el desarrollo de las islas.  

En 1815 arribó a Manila el último galeón, el San Fernando, procedente de Acapulco y sin su cargamento de plata habitual, ya que, la conseguida de la venta de las mercancías procedentes de Filipinas había sido requisada por los rebeldes mexicanos que se independizaron en 1821 de España. 

Al mismo tiempo se dejó de percibir la asignación en metálico que la Hacienda Mejicana aportaba para el sostenimiento del archipiélago y del que dependía. Filipinas estuvo demasiado ligada al buen funcionamiento de esta navegación y a la dependencia de la plata de Méjico.

Estas navegaciones constituyeron hitos históricos donde heroísmo, anécdotas, dolor, riqueza y frustraciones, se sucedieron. 


Para terminar, señalar que el viaje fue protagonizado por unos ciento nueve galeones en los más de 250 años que duró esta aventura. Sólo cuatro fueron capturados:

- El Santa Ana en 1587.

- El Encarnación en 1709.

- El Covadonga en 1743.

- El último, el Santísima Trinidad en 1762. 


Teniendo en cuenta la distancia, tiempo, escasez de medios y demás circunstancias de la época, es una cifra no demasiado onerosa.

Si el intercambio de mercancías y riquezas fue importante y proporcionaban un buen nivel de vida, no lo fue menos el de ideas y personas. Está claro que una dio paso a la otra, el fenómeno de emigración china a América se inició durante esos años. 













Comentarios

JUANJO ha dicho que…
UNA GRAN LECTURA. A ALGUNOS, LES VENDRÁ MUY BIEN UN POCO DE HISTORIA SOBRE LAS OBRAS ESPAÑOLAS EN EL MUNDO. AMENO Y MUY INTERESANTE. UN ABRAZO
Pepe ha dicho que…
Pepe bonita lección de historia, lástima que estás lecciones no se prodigaran más y llegaran a los oídos de esos que sólo nos quieren hacer ver que los españoles sólo se dedicaron al saqueo,violaciones y robo. Enhorabuena
José Simón Gracia ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
José Simón Gracia ha dicho que…
Ciertamente, nuestra historia está repleta de grandes gestas como el descubrimiento y posterior colonización de América, gesta que, a su vez, está preñada de otras muchas como la que nos regalas en tu post “El Galeón de Manila, El Tornaviaje”.
Cierto es, así mismo, que los españoles no estamos orgullosos de nuestro pasado, que en general ignoramos, a pesar de haber sido una de las más grandes naciones de la historia. Y es muy lamentable constatar, especialmente en estos tiempos, hasta qué punto los españoles aborrecemos nuestro pasado como si toda nuestra historia hubiese sido una permanente guerra civil.
Dices que “Si tuviéramos directores y guionistas de cine parecidos a los de Hollywood, se habrían filmado ya varias películas de esta gesta increíble en la que se sucedieron infinidad de actos de heroísmo, sacrificio, coraje y valentía”. Añadiré que, si tuviéramos vergüenza y dignidad deberíamos exigir que todas ellas formen parte del Currículo de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, con carácter obligatorio en todo el territorio nacional.
Así que, felicidades por tu extraordinaria lección de Historia, a seguir luchando. Un abrazo.

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