¿ÚLTIMOS ESTERTORES DEL SANCHISMO?

 

Un atisbo de esperanza parece que ha empezado a tomar cuerpo en la sociedad española tras los resultados de las últimas elecciones municipales y autonómicas. 

El resurgir de nuevo a una democracia – falsificada durante estos años de sanchismo - más clara, limpia y transparente, que empieza a reemplazar en muchos lugares a las mentiras, manipulaciones, desinformaciones y cortinas de humo permanentes que hemos tenido que sufrir – y aún soportamos – durante demasiado tiempo, parece que ha comenzado.

Lo ocurrido nos ha traído una suave y prometedora brisa de aire fresco y renovador que sirve para mostrarnos el camino a seguir el próximo 23-J. 

A pesar de los desarreglos, ambiciones personales y complejos absurdos de algunos políticos, más atentos a los dogmas de la izquierda, que al interés de los ciudadanos a los que representan.

Esa puerta que, apenas se ha entreabierto, tenemos que franquearla totalmente para quitarnos de encima con nuestros votos, al personaje más dañino, zafio y traidor de todos los tiempos, por encima de Zapatero que ya es decir. 

A su alrededor toda una mala hierba de farsantes, perdularios, ventajistas y alumnos aventajadísimos de Nepote que, actuando como verdaderos caciques aún se sientan en el consejo de ministros.

Políticos ralos en preparación y ética, pero ávidos y ansiosos de gajes y prebendas.

No va a ser fácil, ya que, Antonio a la desesperada y, como sólo actuaría una persona agobiada por el temor a la posibilidad de tener que rendir cuentas de las barbaridades cometidas durante su mandato y, aquejada además de psicopatía furiosa, hará cualquier cosa para seguir en el poder.

Ya tienen preparados más de 450 millones de € para usarlos en propaganda electoral, a mayor gloria del oligarca monclovita.

Las maniobras de promoción y propaganda que esta izquierda apátrida e hispanofóbica está poniendo en marcha son agobiantes, persistentes. Sin desaprovechar oportunidad alguna para invadir todos los rincones, con la intención de permear hasta el espacio más íntimo de nuestras vidas.

Sufriremos hoy y hasta el final de la campaña, la presencia delirante y cínica de este perturbado en cualquier tv o medio de comunicación. 

Unas comparecencias obsesivas, algunas ridículas y siempre desproporcionadas, dado el ataque de psicopatía furiosa y pánico que el oligarca padece ahora mismo.

Una de sus líneas maestras, en esas puestas en escena, consiste en desmentir impávido sus alianzas y compadreos vergonzosos con EH BILDU, ERC, y demás morralla parlamentaria. 

Le es indiferente que lo hayamos comprobado fehacientemente durante estos años: en su escudo personal ondean la mentira y la farsa como símbolos destacados.

Lo peor con ser catastrófica, no es la situación económica, sino el estado en que actualmente se encuentran muchas instituciones; unas en manos del "progreso", otras desmoralizadas y, las más, carentes de medios y pidiendo a gritos atención y actuaciones profesionales alejadas del sectarismo a que han sido arrojadas.

Hemos visto y seguiremos viendo a socialistas histéricos desfilar por los medios. Ejemplos recientes los tenemos en Bolaños, “cara de Titanio”; y en el ínclito delegado del Gobierno en la comunidad de Madrid, Francisco Martín, alabando la “heroica” conducta de EH Bildu, perorando y descalificando al mismo tiempo las acciones del PP o de Vox.

En momentos tan decisivos la derecha, sin miedo, pero con exactitud, debe prestar atención en sus comparecencias para no incurrir involuntariamente en el ofrecimiento de munición a esta cuadrilla de lacayos bien pagados que forman las partidas de informadores agradecidos a las órdenes de las consignas recibidas de la Moncloa y, que, trastocarán arbitrariamente para mantener sus momios y mercedes.

Habrá que contar con esa desvirtuación artificial de frases a las que pueda dársele un sentido distinto del real. Serán sacadas de contexto, retorcidas y transformadas en un cúmulo de mentiras e infundios. 

El PSOE, sin duda alguna y, hasta la celebración de las elecciones, va a convertir estas semanas en una especie de cruzada de loas al líder.

Al mismo tiempo se mostrarán datos falsificados de la realidad social y económica; desfilarán en un espectáculo de luz y sonido los actores de siempre, que se presentarán como espontáneos a los que les encanta y arroba todo lo hecho por Antonio y sus compinches.  

Se tratará de convertir lo negro en blanco y, las evidencias más claras ciertas y evidentes, en su contra, se negarán. 

Va a ser muy difícil contrarrestar ese embate a la desesperada que este obseso ha puesto en marcha, con cientos de cómplices comprados con el dinero de nuestros impuestos.

Si en esta campaña electoral los partidos de derechas aciertan en sus argumentos las críticas les lloverán. Las izquierdas se pondrán como panteras e iniciarán un aquelarre de maldades, amenazas e insultos, donde los exabruptos y los epítetos ya conocidos: fascistas, extrema derecha etc., abundarán.

Si, por el contrario, los cantos de sirena y alabanza son la tónica, seguidos de entrevistas amables y aduladoras, donde la gracieta y el masaje están presentes, se puede estar en la seguridad absoluta e inequívoca, de que se está haciendo mal y se transita un camino equivocado.

Fácil, ¿no? Pues todavía hoy advertimos cómo acomplejados y fuera de sitio caen en el garlito.

Y, aviso a navegantes, esta izquierda marrullera está deseando de convocar un nuevo “cordón sanitario” – como lo hiciera el maligno e incalificable Zapatero al PP después de las elecciones de 2004, e inmediatamente después de la voladura de los trenes de Atocha – algo que Feijoo parece haber olvidado.

Uno de los objetivos de estos menesterosos filo comunistas, que representa el PSOE actual, consiste en tratar de excluir del juego democrático a las fuerzas de la derecha y mandar al limbo a más de la mitad de la sociedad española que últimamente le ha vuelto la espalda.

Cuando PP y Vox se unen en sus metas vemos que las críticas se disparan, la histeria colectiva izquierdista alcanza cotas impensables, y los argumentos más peregrinos salen a la palestra.

Mientras, esa misma izquierda no se corta nunca, jamás, en hacer alianzas con proetarras, golpistas y comunistas de la más repelente trayectoria, eso sí poniendo inmediatamente al inicio de sus argumentos las siguientes palabras: “hemos formado una alianza progresista”; “este Gobierno progresista y feminista” etc.

Es el bálsamo de Fierabrás, la fórmula mágica con que estos indigentes morales justifican sus desvergüenzas, cualquier desaguisado presente o futuro y respaldando las trasgresiones más crueles; las traiciones más asquerosas y las explicaciones más pueriles e infantiloides, dirigidas hacia un electorado anestesiado, en muchos casos fanático y siempre amnésico.

El camino emprendido en aquellas comunidades y ayuntamientos donde la derecha unida – sin complejos - ha desbancado a las izquierdas es la vía a seguir. Está claro que los ataques contra Vox y el PP tratando de impedir estos acuerdos - en las semanas que nos quedan hasta las elecciones - se redoblarán y multiplicarán.

Andan como locos buscando controversias, fallos y renuncias que propagarán exponencialmente para sembrar dudas e incertidumbres, algo en lo que se han mostrado siempre muy duchos. Si no encuentran carnaza suficiente para sus estrategias de poner en marcha el ventilador de la podredumbre, se la inventarán.

Es hora de una vez por todas de ver a la derecha generosa con las ideas claras y valiente, dispuesta a hacerse eco del sentir mayoritario de la ciudadanía que, sobre cualquier otro cálculo, quiere ver a Antonio fuera de la Moncloa y al socialismo de cualquier ayuntamiento o autonomía.

La inmensa mayoría de españoles deseamos se ponga fin a este ciclo ruinoso, negro y destructivo; a esta política marrullera, cínica, violenta y sectaria, que ha tergiversado y envilecido el núcleo de muchas instituciones de nuestra democracia, protagonizada por una izquierda plena de políticos de ínfima moral, pero de ávidos bolsillos.

¿Vivimos los últimos estertores del Sanchismo? Sí, si la derecha quiere.