FRAUDE DE LEY O VACIANDO LA CONSTITUCIÓN.

Vivimos momentos muy delicados, a los españoles desde hace tiempo nos vienen acechando verdugos tenebrosos y lobos con piel de cordero, acompañados por una escolta de alimañas y comedores de carroña, buitres, hienas cobardes y traidoras de distinto pelaje y, chapoteando en el fondo, en el lodo más viscoso y putrefacto se retuercen gusanos viles que, casi en silencio esperan también su turno en el festín. 

Los planes que nos llevan hacia la disolución y a la nada como nación van a toda máquina; sin embargo, esta Patria milenaria, regada con la sangre de sus mártires y héroes, ciudadanos anónimos que sacrificaron y ofrecieron todo en aras de su unidad y convivencia, con el orgullo de pertenecer a una de las naciones más antiguas y admirables de Europa - a pesar de la leyenda negra, de la izquierda española renegada, apátrida e hispanófoba, haciendo normalmente el juego a nuestros enemigos seculares -  siempre ha sabido sacudirse el yugo que tantas veces han querido echarle encima.

A partir de 2004 se aceleró esta operación maquiavélica: Zapatero, uno de los personajes más siniestros y miserables de la izquierda fue una especie de test, de globo sonda; Rajoy, un pasmarote, incapaz de revertir – a pesar de gozar de mayoría absoluta en el Congreso - ni una sola de las leyes ideológicas que empezaban a crear discordia y enfrentamiento; ahora, el incalificable Fake monclovita es el designado  - quizás le han prometido un puesto internacional relevante en pago a sus traiciones-  para liquidar nuestra democracia y unidad, provocando, además, una crisis económica honda y ruinosa, amén de la balcanización española. 

Hemos ido perdiendo día a día calidad democrática y derechos que, despreocupados, pensábamos que eran inalienables; hay decenas de ejemplos de las maniobras despóticas llevadas a cabo por este desgobierno de infames traidores. Deslizándose por la senda del autoritarismo y tratando siempre de evitar el control parlamentario. 

De la precariedad de nuestra democracia son fieles testigos los Reales Decretos promulgados, con un total de ciento treinta y dos en poco más de cuatro años, uno cada doce días. Además, en las últimas modificaciones de los delitos de sedición y malversación, se hurtó el debate en el Congreso prescindiendo de los informes pertinentes de los órganos encargados de asesorar en cuestiones tan delicadas. Un ejecutivo que acumula día a día y caso tras caso, una falta de transparencia escandalosa y, unos índices antidemocráticos absolutos. 

Últimamente sólo se ha legislado para favorecer a pederastas, violadores, delincuentes sexuales, golpistas, ladrones, malversadores, ocupas y terroristas. Ni una sola disposición, Ley, o R. D., para favorecer al ciudadano medio, al que sólo se le expolian sus bienes por medio de impuestos confiscatorios. 

Estamos siendo sometidos a una ingeniería social despiadada, largamente planeada y ejecutada paso a paso, donde la ocultación, agitación y propaganda más infames tienen su asiento. Somos testigos de cómo los tres poderes, que mantienen viva a una democracia, han sido tomados por el desgobierno, amigos y militantes. 

Continuando con ese rodillo antidemocrático nada se ha dejado al albur, las posibilidades de maniobra para tratar de defender nuestros derechos son cada día más escasos y reducidos, ya que, no sólo han sido estos tres poderes los organismos, instituciones y entes que están en manos del sanchismo, hay más: RTVE, Fiscalía, INE, Abogacía del Estado, Consejo de Estado, Tribunal de Cuentas, CNI, CSIC, Correos, INDRA, Agencia EFE y, como gran guinda de esta invasión totalitaria, el Tribunal Constitucional. 

Tampoco se han librado numerosos medios de comunicación, donde se echan de menos a periodistas vocacionales; los más, son inanes junta letras que obedecen ciegamente las órdenes y eslóganes de sus jefes; estos a la vez están sometidos al Poder, la mayoría comprados; otros, chantajeados y amedrentados y, los menos, convencidos, que de todo tiene que haber. 

Incluso las redes sociales se controlan. Batallones de bots trabajan febrilmente tratando de silenciar cualquier argumento opuesto a sus consignas. 

De esta manera y sin darse descanso, han ido cerrando el círculo donde, gravemente desarbolada y asfixiada, está a punto de fenecer nuestra democracia. 

Para tenerlo más fácil han ido cambiando, siempre a peor, los planes de enseñanza que, reforma tras reforma, han ido perdiendo calidad y están diseñados para  formar ciudadanos sin criterio, infantilizados, dúctiles y maleables al capricho político del momento, privándoles de los recursos más elementales del discernimiento y reflexión, derivando todo en un pastiche donde mérito y esfuerzo han sido laminados. 

Y, qué decir de la universidad española donde la denigración de la enseñanza es dramática. La mayor parte del profesorado y rectores están en manos de una izquierda que ha conseguido llevar a límites ínfimos su calidad y buen nombre. 

Un ejemplo ilustrativo está en la cátedra universitaria que maneja Begoña Gómez que no es catedrática en nada, tampoco doctora y, ni tan siquiera licenciada; una muestra más de nepotismo y adulación al Poder por parte de una de las instituciones que se supone debe de velar por el carácter y condición de la enseñanza en sus claustros. 

Con todos estos despropósitos no es de extrañar que la instrucción pública haya dejado de perder calidad y prestigio. Hoy, la superioridad de la enseñanza privada frente a la estatal es innegable, cuando siempre fue al revés. 

 

Así las cosas, estamos inmersos, de un tiempo a esta parte, en una atmósfera tóxica, irrespirable y agobiante, donde prima la mentira descarada, la guerra a la naturaleza per se, y la beligerancia contra la ciencia, sustituida por un delirio ficticio que va en contra de la razón, la erudición, la sapiencia y el conocimiento. 

El culto a lo políticamente correcto y a la relatividad, plagas terribles  - con la prédica de que no hay verdad –  han intentado desarmar la deontología para así borrar cualquier atisbo de moralidad en nuestra sociedad.  

Con todo este maremágnum de disparates no es extraño ver que esté disminuyendo y mermando, hasta límites intolerables, nuestro nivel de vida. Una campaña sostenida y en todos los ámbitos que trata de laminar los valores éticos, religiosos y morales de nuestra herencia cultural greco-romana y cristiana. Los mismos que hicieron de Occidente el lugar del mundo donde: estatus democrático, desarrollo económico, nivel de vida, tolerancia y respeto a los derechos humanos habían alcanzado un desarrollo loable.  

Un toque de atención: en las próximas Elecciones Generales será Indra, multinacional española, la encargada de realizar el escrutinio de votos. Suponemos que habrá suficientes medios de control y verificación para evitar el riesgo cierto de pucherazo.

 Nuestra democracia, en manos de este Ejecutivo y, tras las últimas y recientes maniobras está gravemente herida. Una presión agobiante del desgobierno invade todos los ambientes. 

Por ello es imprescindible que los ciudadanos expresen su hartazgo acudiendo masivamente a las  manifestaciones democráticas y pacíficas convocadas.

Las últimas novedades que hemos contemplado tratan, mediante fraude de ley, vaciar la Constitución dejándola a merced del separatismo.

Hay que reclamar el apoyo de toda la oposición y de los medios de comunicación que aún quedan libres de los enjuagues gubernamentales, animando a que la ciudadanía responda serenamente para expresar la disconformidad ante el asalto histórico institucional que estamos sufriendo, que nos arroja sin remedio al enfrentamiento, a la ruina y a la esclavitud.