EL CABALLO DE TROYA

El actual desgobierno ha introducido en el núcleo de las instituciones españolas al Caballo de Troya. Un Caballo de Troya que, a diferencia del original, dejado por los aqueos a las afueras de las murallas como añagaza para poder abrirlas desde dentro, aquí ha sido colocado por el propio Antonio, convertido así en el Felón Magno. 

En su interior no alberga guerreros temerarios y decididos, sino que está repleto de lo más ignominioso que ha secretado la sociedad española. Detritus humanoides, una mezcla pútrida de cobardes, hipócritas viles, golpistas, terroristas, comunistas y ventajistas de distinto cuño en el engaño y la doblez. Ahí están, aguardando agazapados su momento con total impunidad al amparo de las necesidades del Gran Felón. 

Ambos se necesitan: Antonio accede a sus demandas – da igual lo que pidan – para seguir gozando de sus prebendas y canonjías e ir desmontando y endeudando paso a paso a la Nación. Un chantaje permanente a los españoles que el Fake monclovita acepta muy gustoso y paga siempre con una sonrisa fanfarrona  - de traidor insoportable -  de oreja a oreja. 

La historia se repite ya demasiadas veces, siempre que al desgobierno le hacen faltan votos para cualquier decreto o ley y, como siempre, para los PGE.  

Una situación, no por continuada enrarecida, que vemos y palpamos que se respira en la política española, uniéndose a la sensación de indefensión y dejadez que siente la ciudadanía.

Llevamos ya demasiados meses acostumbrados a que las comparecencias de los miembros del Ejecutivo, las exhibiciones grotescas del ministro de la Presidencia y, sobre todo, las del Fake monclovita, se representen en actitud chulesca, cinismo profesional y cara dura, una mezcla repulsiva y continuada de mentiras amontonadas y datos falsos, descubiertos de forma permanente por las advertencias de los organismos independientes. 

El Tribunal de Cuentas de la UE pide explicaciones de los fondos enviados a este desgobierno. Temen un nuevo caso ERES, como el de Andalucía.

Da igual que ahora a los parados, cambiándoles de nombre, se les disimule y camufle, estos impresentables viven su realidad de propaganda, de subversión de la realidad que choca directamente con los miles de autónomos arruinados y familias con todos sus miembros en paro. 

Las colas de menesterosos mendigando comida por caridad, aumentan cada día.

Estas tropelías son respaldadas y disimuladas inmediatamente por unos medios de comunicación encanallados, infames y serviles que silencian, retuercen argumentos y disculpan, hurtando de forma permanente la verdad a favor del cúmulo de despropósitos que cada día sufrimos los contribuyentes. Algo que soportamos mientras nos vacían los bolsillos, merman nuestras libertades y nos arrojan a un futuro en el que retrocedemos sin pausas. 

Tras esas comparecencias toda la oposición debería de salir en tromba a desmontar los castillos de mentiras que suelen ser la tónica permanente y única de estos traidores. 

Sin embargo, en la derecha siguen dándose pellizquitos de monja, ofuscados tontamente y más pendientes de lo que diga de ella la izquierda, que de plantarles cara coordinadamente. No se han dado cuenta aún que con estos truhanes profesionales, con estos amorales, cuyos objetivos son dividirnos y arruinarnos, no se puede llegar a ningún acuerdo. Imposible ser tan mediocres y fatuos al mismo tiempo.

Y, ahí están pimpantes los autodenominados progresistas, duchos en agitación, sobornos, corrupción y propaganda. Venden una mercancía averiada, una mentira pregonada que la realidad deja al aire con una desnudez que no admite paliativos: significan retroceso, ruina, pérdida de valores y derechos. 

Dado el menoscabo de los mismos, que constituían el núcleo de nuestro legado, y que hoy están siendo sustituidos por la nada y el desastre a partes iguales, me referiré de ahora en adelante a esta caterva  - como consecuencia de la regresión que cada día observamos en libertades, leyes y economía -  como “regresistas”, y que me disculpe la RAE. 

A pesar de toda esta devastación, el desgobierno sigue fantasmeando sin cesar en sus trucos, fintas de despiste y propaganda masiva. 

Las fumarolas, cada vez más densas e irrespirables nos envuelven, privándonos las más de las veces de ver claramente qué está ocurriendo a nuestro alrededor. Tan intensa y continua es la publicidad progubernamental.

Para conseguir sus negros y destructivos objetivos tan sólo les queda asaltar  - y parece que están en camino de conseguirlo - el Tribunal Constitucional, además del CGPJ, gracias a una derecha lela y llena de complejos. A veces dan la sensación de que no han aprendido nada, que acaban de llegar a la política. 

De nada vale lo claro que habla la propia Constitución sobre la elección de jueces y del número que le corresponden al Congreso, al Senado y a la propia Judicatura. 

La UE recomienda que se aplique la Constitución tal y como estaba antes del atraco vergonzoso de 1985 protagonizado, oh casualidad, por el PSOE. 

Desde esa fecha se desnaturalizó el Poder Judicial, y la designación de jueces quedó mayoritariamente en manos de los políticos. 

Una UE que al final se lavará las manos y nos dejará en caída libre. Al fin y al cabo no le interesa una España con poderío suficiente como para hacerse respetar ante Francia y Alemania, mejor renqueante y, si es posible dividida, con una deuda pública impagable y un déficit ruinoso. Así será mucho más fácil controlarnos y estar totalmente a su merced.

Pero que no se engañe la clase política, porque la miseria, desesperación, ruina y hartazgo de la clase media está llegando a un límite preocupante, pudiendo entrar en erupción en cualquier momento, lo extraño es que no lo haya hecho ya, porque motivos los ha habido sobradamente.

Me refiero al clamor y al malestar que se extiende entre los ciudadanos. 

¿Qué está esperando la derecha para convocar una gran manifestación contra este desgobierno cada día más cínico, embustero y dañino? 

¿Tiene miedo, o no quiere arriesgar esperando que la guinda le caiga en la boca?  

Urge que las urnas hablen de una vez.