"VOLVER LA VISTA ATRÁS".

 

Cuando el ser humano está angustiado por el presente; cuando los individuos están agobiados por el devenir; cuando se empiezan a cerrar todas y cada una de las puertas de la esperanza y se lleva tiempo con la tenue creencia de que en algún momento se verán señales que mejoren la actualidad, arrojen confianza y alguna brizna de ilusión al futuro y sean la alternativa al desasosiego, sin que ocurra nada que alivie la pesada losa y nos libere de esa sensación inquietante, ese mismo ser humano, como defensa psicológica ante el desastre constante que no cesa, sino que más bien aumenta, empieza, empezamos, a volver la vista atrás en un ejercicio retroactivo de añoranza. 

Y empiezan a desfilar ante nuestra memoria toda una serie de vivencias y de situaciones que nos hacen ver y comparar cómo, en aquellos momentos pasados y, sin saberlo, sin llegar a la consciencia plena de los mismos, y que llegamos a vivir con despreocupación y cierta holgura, incluso llegando a pensar inocentemente, que muchas de aquellas cosas que ahora se tambalean, estaban perfectamente aseguradas.

No me estoy refiriendo tan sólo a las materiales, que también tienen su importancia, sino a actitudes cotidianas que, hoy amenazadas y poco seguras, nos hacen temer hasta el tener que abandonar temporalmente nuestra residencia habitual para irnos de vacaciones unos días.

Y aumenta el recuerdo de que no hace demasiados años, éramos más felices, 

que no hace tanto tiempo, nuestra vida tenía expectativas de un futuro mejor, incluso nuestro presente tenía, a pesar de los inconvenientes que siempre depara tal momento, otra forma, otra semblanza, otro color.

Hoy nos están cerrando el futuro; hoy nos encarcelan voluntariamente con la economía por los suelos y, hoy, desesperados y arruinados en sus negocios y hogares, son muchos los que viven un mal sueño, una pesadilla que, a mucha de nuestra clase política, ocupada en otros menesteres, se la trae al pairo.

Los ciudadanos españoles empezamos a sufrir en nuestras carnes cómo día a día se nos cierran los planes 

que a futuro teníamos más o menos previstos y creíamos firmes, con la desagradable sensación de que todo es inseguridad, provisionalidad y que las cosas, en general, si no ocurre un milagro, irán a mucho peor. 

Vivimos situaciones insoportables pero que ocurren ya cotidianamente, llegando incluso a interiorizarlas como normales, cuando son una aberración y un asalto permanente a los derechos básicos y fundamentales en cualquier democracia homologable de nuestro entorno europeo. 

A todo esto se une la sensación, además, de vivir en una especie de “Gran Hermano”, donde la omnipresente Agencia Tributaria  - sin ir más lejos - mete las zarpas despiadadamente hasta en lo más íntimo de cualquier familia, sin miramiento alguno y sin que haya tribunal que pueda o quiera parle los pies.

¿De verdad reflexionamos con serenidad lo que significa que aproximadamente el 50% de lo que percibimos anualmente se lo quede esa Agencia? ¿A cambio de qué, de un aumento en los presupuestos de sanidad? Negativo. 

¿De un incremento en los recursos que se emplean en universidades, investigación o enseñanza? Negativo.

Entonces, ¿adónde van a parar los millones recaudados, que en el último ejercicio ha batido todos los récords anteriores? A chiringuitos infames, prescindibles, y que sólo sirven para profundizar la relación clientelar de este desgobierno, y en ahondar la división entre los ciudadanos.

El premio gordo de esta recaudación se lo ha llevado la inefable ministra Irene Montero, inútil contrastada, con un cargo artificial y baldío, inoperante, inservible y desastroso.

Todo para seguir los planes de ese “Gobierno de las Élites” que no nos deja respirar, y que está socavando en Europa nuestras libertades y formas de vida.

Recaudar, recaudar, recaudar sin descanso, con una voracidad furiosamente maniática y sometiéndonos a un estado de corte policial para tenernos completamente controlados. 

Una de las últimas disposiciones es la prohibición, según la Ley 11/2021, de pagar en metálico si los bienes adquiridos superan los 2.500 €, con multa de un 25% de la cantidad abonada.  

La disculpa, que lo mismo vale para un roto que para un descosido, es controlar el capital que genera el narcotráfico. En realidad es para tenernos perfectamente controlados y conocer al detalle todos nuestros movimientos monetarios.

¿Qué es lo que ha pasado para que, en tan corto espacio de tiempo, las expectativas, el mismo presente  y todo lo relacionado con el futuro empeoren? Sencillamente que el Globalismo sigue con sus planes y se vale de estos políticos sin conciencia y vendidos al Mal, para convertirnos en esclavos de lo peor.

Estos políticos actuales que, a partir del devenir luctuoso y nunca bien calibrado del aciago, catastrófico e infame Zapatero, fueron destruyendo y enfrentando a los españoles, consiguiendo en muy poco tiempo varias cosas: 

- El renacer de la ETA, y situar hoy a sus herederos en las instituciones.

- Dar alas al nazi-onalismo catalán.

- El parón de nuestra economía.

- Convertir poco a poco a la sociedad española, en una sombra de lo que fue los años anteriores, donde con trabajo y mérito se conseguían importantes metas económicas; en la que se había logrado la práctica desactivación y desarticulación de la banda asesina ETA, al estar ilegalizadas Batasuna y todas sus marcas, siendo declarada internacionalmente organización terrorista genocida.

Fue el momento nefasto y ruinoso de la llegada de una pléyade de políticos de aluvión; de políticos de fortuna, demagogos sin tregua y agitadores profesionales sin más responsabilidad que el enunciado de una serie de clichés y consignas dictados allende nuestras fronteras, y puestas en práctica en momentos determinados.

Su cometido era claro: vulgarizar y bajar hasta niveles ínfimos el listón de esa clase dirigente, convirtiendo todo en una caricatura de lo que antes fue, en un circo irreconocible, vulgar, chusco, ignorante, chabacano y ramplón.

Lejos quedan aquellos días en que toda esa clase se guiaba por unas normas éticas y morales, por una serie de valores que hoy han saltado por los aires; la ética, la verdad y la lealtad son papel mojado, con la gravedad de que al parecer ya no le importan a nadie.

Si algún político mentía o no cumplía lo dicho en sede parlamentaria, se aireaba en todos los medios de comunicación, era una ofensa cercana a la lesa traición. A ese desdoro se unía la deshonra y el estigma de forma inmisericorde.

Los distintos planes para la “no-educación” de la juventud tienen una gran parte de responsabilidad de esas actitudes, de esa indiferencia y de ese pasotismo moral.

Es desesperante echar la vista atrás y encontrarnos con personajes de la talla de los llamados padres de la Constitución, y compararlos con los politiquillos de medio pelo actuales, perdularios donde la extravagancia y la zafiedad adocenada suelen ser la tónica.

No es que antaño fueran todos ejemplares, no es que todos fueran intachables no, pero, en comparación – empezando por el presidente del desgobierno -  con la purria actual hay una diferencia como entre la noche y el día.

 

Muy lejos y a años luz de los actuales ganapanes que vemos diariamente desfilar por la tribuna del Congreso, y en las entrevistas de las grandes cadenas de tv, me vienen a la memoria personajes de aquella época:

- Gabriel Cisneros Laborda.

- Manuel Fraga Iribarne.

- Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.

- Miquel Roca i Junyent.

Si paramos con más detalle y comparamos los dirigentes sindicales de aquellos años con los actuales, ocurre algo similar.

Los de más edad recordaremos figuras de la solera y del prestigio de Marcelino Camacho, “el de la Perkins”; porque trabajaba en esa empresa, algo inaudito en el día de hoy, o con Nicolás Redondo; “el de la Naval”, porque, oh milagro, también trabajaba.

Unos sindicatos, por ejemplo que, por mucho menos de lo que está ocurriendo ahora, le montaron al gobierno socialista de Felipe González, dos huelgas generales.

Por no hablar de personajes de la talla del propio Adolfo Suárez, con sus claroscuros como cualquier político pero, a años luz de la plebe grosera, ignara y lega que nos rodea.

O de Leopoldo Calvo Sotelo, que sería después Presidente de Gobierno; Marcelino Oreja, Abril Martorell, Francisco Fernández Ordoñez, luego en las filas del PSOE; Joaquín Garrigues Walker, sólo por poner algunos ejemplos.

En las filas socialistas también hubo grandes nombres y grandes políticos, empezando por el propio F. González, Solana, José Barrionuevo, Miguel Boyer, Almunia, Solchaga, Félix Pons, Múgica Herzog, Semprún, Almunia.

En el PCE, sobresalían personajes de la talla de Tamames o Sartorius.

En los Gobiernos de Aznar resaltaron los de: Margarita Mariscal, Eduardo Serra, Jaime Mayor Oreja, Loyola de Palacios, Esperanza Aguirre y un largo etc.

Ver hoy las marionetas de guiñol que, desde Zapatero han seguido importunando en la política española, arruinando, dividiendo y hundiendo la nación, dan ganas de emigrar. 

Cómo no nos van a ir las cosas mal con la panoplia de inútiles, ganapanes, sectarios inmisericordes, licenciados en la befa y bufa más pedestres. Zotes que se han agarrado a la política como sanguijuelas inmundas.

Si la nación española ha podido seguir adelante, aunque haya sido a trancas y barrancas, con sectarios impenitentes de la talla de Fernández Bermejo, cazador cazado; Jesús Caldera, el virtuoso de las fotocopias; José Montilla, egabrense y, curiosamente, el que siendo presidente de la Generalidad Catalana impulsó y aumentó las multas por rotular en español; Carmen Calvo, lerda con balcones a la calle; Bernat Soria, servil adulador y lameculos de ZP; el inefable Pepiño Blanco, el de los “corrutos” y gasolineras; Francisco Caamaño, masón conspicuo y descarado; Ángel Gabilondo, renombrado inútil; Leire Pajín y sus “acontecimientos cósmicos” y Bibiana Aído, “catedrática” de flamencología.

Bien, pues de todos esos personajes, tan nocivos como peligrosos, se pudo salir y mandarlos al rincón más oscuro de la Historia, ahora no es que se pueda, es que va a suceder y El Fake monclovita, la pesadilla de cualquier español de bien, el que pacta con los que tienen las manos chorreando de sangre y le da igual el dolor de las víctimas, la ruina económica, la humillación ante Marruecos de España, en fin, el psicópata irredento, no sólo será enviado al rincón más tenebroso de la Historia, sino que puede verse en una celda donde tenga todo a mano, desde el servicio para sus necesidades, hasta ese pijamas a rayas que seguramente lucirá con ese garbo de chulín de bolera que tanto le caracteriza.