LA RATONERA.

Llevamos desde hace dos años soportando todo tipo de tensiones, maltratos y delitos – dos Estados de emergencia declarados inconstitucionales por el tribunal correspondiente  -  por parte de este Ejecutivo que, abusando de su prepotencia en los medios informativos, y de tener a los sindicatos absolutamente sobornados, no tiene empacho en hacer que vayamos perdiendo derechos y libertades, dándose el caso de que es muy difícil controlar democráticamente a este Ejecutivo, al estar infiltrado en el resto de estamentos y poderes que forman nuestro cada vez más raquítico Estado Democrático y de Derecho.

Al estrés ciudadano, producido por la pandemia y sus trágicas consecuencias, se unen, sin solución de continuidad, sucesivos días de asombro y perplejidad por las maniobras políticas, dedicadas fundamentalmente a favorecer sus objetivos de enfrentamiento y venganza, hacia todo lo que no represente a la izquierda más radical.

Con una economía cada vez más deteriorada, por los disparates continuos y prolongados que nos empobrecen cada día más y, que, sin quedarse ahí, se dedican a expoliarnos los bolsillos con unos impuestos confiscatorios desmesurados e irreales, que se unen a disposiciones fuera de toda lógica. 

Se inhibe de forma absoluta así la creación de riqueza, y se reparten al mismo tiempo más canonjías entre sus formaciones favoritas. Mal se puede repartir riqueza si se mutila y obstaculiza crónicamente la producción de la misma, de ahí el déficit y todo lo que acompaña a este asunto económico tan importante.

Es de bochorno e inasumible, por los que vemos llegar el recibo de luz con los precios más caros de la historia, comprobar la asignación de los más de veinte mil millones de € presupuestados graciosamente a un ministerio absolutamente prescindible, mientras se reduce al mismo tiempo, la partida para la sanidad pública en once mil millones.

Vemos el ejemplo que dan muchas naciones de nuestro entorno que bajan los impuestos, favoreciendo así la creación de riqueza y la salida de un pozo, en el que cada día nosotros nos hundimos un poco más.

Presupuestos disparatados que no se dedican a sufragar aquellas instituciones básicas para el desarrollo normal y lógico de la sociedad, ocupándose como sería normal, en favorecer a toda la ciudadanía.

No es así, bien al contrario, se despilfarra sin control el dinero público y se financian empresas sospechosas, donde el nepotismo es tan obsceno, burdo y flagrante como jamás lo había sido.

Todo lo anteriormente expuesto - más la subida reciente de todos los precios de consumo, destacando los de los combustibles que hacen subir los demás por razones evidentes - empieza a hacer mella en unos ciudadanos cada vez más abandonados a su suerte en todos los sentidos. Las últimas decisiones abocan a aumentar el paro, el déficit y la inflación. La desmoralización y la rabia, por todo lo anteriormente expuesto, está empezando a hacerse presente en capas cada vez más amplias de la sociedad, pues no se ve fin a tanta estupidez, abusos y cacicadas. 

Diariamente se constatan acciones encaminadas únicamente a favorecer a determinados sujetos y asociaciones, que apoyan a este Ejecutivo en modo de chantaje permanentemente.

Parece que últimamente, y dentro de la coalición gubernamental, se han dividido las opiniones después de la invasión de Ucrania por orden de Putin, una nación soberana e internacionalmente reconocida, con los pretextos típicos de aquel que no puede alegar ofensas, ni razón alguna para tal dispararte, y que pagan como siempre los más débiles.

Bien, pues a partir de este suceso, la tal Belarra, y algún que otro podemita, han alzado un poquito la voz contra el Ejecutivo, amenazando incluso con dimitir, farol absolutamente despreciable sabiendo de dónde han venido y, sobre todo, al tener la certeza de adónde van a acudir para percibir el mismo sueldazo que hoy inmerecidamente disfrutan. 

El Jefe lo sabe, calla y sigue; sus planes no se concretan tampoco, pues lo mismo dice blanco, que a los diez minutos asegura que es negro, para decir a continuación que depende; lo típico en este mentiroso compulsivo, sin obstáculos ni cortapisas, a sus trolas, mentiras y necedades.

Sin dudarlo, el desgobierno y todas sus terminales mediáticas, que como sabemos son numerosísimas, se han lanzado a echar la culpa de todos los males que nos afligen a la situación creada por la invasión. Antes fue la pandemia, ahora las bombas sobre la población civil y, no dudaría en utilizar cualquier suceso, catástrofe o acontecimiento, para blanquear de alguna manera, la nefasta gestión de este azote que tenemos como desgobierno.

En esta situación muchos cierran forzosamente sus negocios, el paro sigue en aumento y, el déficit y la deuda se desbocan. Con un panorama así son cada día más los que piensan, no sólo en abandonarlo todo, sino en marcharse. El momento es complicado, incierto y cada día más negro.

La situación actual no es posible que continúe durante mucho tiempo, el estallido social  - por muy callados, miserables e indignos que sean los sindicatos - amenaza desde todos los ambientes. Empezarán los camioneros pero, mucho me temo que el descontento y la irritación se está extendiendo como una mancha de aceite, a suficientes colectivos como para hacer que las cosas se precipiten, obligando al desgobierno, a la vista de los acontecimientos, a adelantar elecciones; o bien, sin cortarse lo más mínimo, vuelva a declarar otro estado de Emergencia, de Alarma o de Sitio.

Son capaces de cualquier cosa, pues son muchos los compromisos que tienen ya asumidos con el Globalismo.

Es muy fácil romper las instituciones, hacer que no funcionen y que se deterioren hasta dejarlo todo en ruinas; mucho más difícil será hacer que de nuevo vuelvan a servir para lo que fueron creadas, sobre todo, y tal como parecen indicar las últimas encuestas, si gana la derecha. 

Si es así, y tal parece que puede ocurrir, tendremos a la izquierda proclamando inmediatamente alertas antifascistas, violencia, y huelgas por doquier.

Ya ocurrió en los años treinta, cuando la izquierda perdió las elecciones y no asumió tal derrota. 

Algo muy parecido a lo que ha ocurrido recientemente en Castilla – León. Los componentes de esta izquierda fratricida, vengativa, antidemocrática y apátrida, en la toma de posesión de los procuradores, se han negado a dar la mano a los componentes de Vox. 

Algo inaudito y que refleja perfectamente la mentalidad y actitud totalitaria de una izquierda falsaria, que emplea la democracia para instalarse en ella, e ir torpedeando e infiltrando las instituciones que le han llevado al poder, para así perpetuarse en el mismo.

Lo dicho, estamos en una ratonera.