UN NERÓN MALVADO Y GORRÓN.

Desde que el desenterrador de Franco está en el poder - un sátrapa insaciable de poder y riquezas - nos han ido cercenando libertades y derechos. Estamos sometidos a una dictadura implacable con una libertad acorralada y cercada por las maniobras totalitarias del déspota que habita en La Moncloa. 

Este personaje irrepetible se ha adueñado, con el beneplácito de muchos, por miedo o por conveniencia, de todas las instituciones estatales y de las privadas de mayor peso estratégico.

Como en todo gobierno social-comunista, sus dirigentes día a día se enriquecen, mientras merma sin pausa el bienestar de los ciudadanos.

A esta embestida sólo resisten algunos jueces y tribunales contra los que hay una guerra sin cuartel. 

Las maniobras para desprestigiarlos, el llamado lawfare, y los intentos de silenciarlos están a la orden del día. 

Igual pasa con determinadas unidades de la Guardia Civil que, cumpliendo con su mandato constitucional, aguantan y soportan el envite con la discreción y la profesionalidad que les caracteriza. 

Ahí están Bolaños y Grande-Marlaska intentando frenar los procesos que a Sánchez se le vienen encima. 

Si hay algo constante en este sujeto es el de obsequiarnos con un escándalo diario, en el que se intercalan, traiciones y cesiones al chantaje permanente de golpistas y proterroristas que se superponen en un libro de páginas infinitas.

Verdugo implacable que, para lograr sus objetivos, aprovecha cualquier suceso luctuoso, trágico y adverso que nos afecte, manejando el dolor en beneficio propio. 

Un desequilibrado mental que odia cualquier atisbo de oposición, descargando su rencor en las comunidades que no han votado a la izquierda, en un cálculo revanchista y vengativo.

Que estamos ante un sátrapa totalitario está, por desgracia, cada día más claro, porque ¿Qué clase de democracia es ésta donde el FGE está a punto de sentarse en el banquillo y no dimite? 

¿Qué clase de democracia es ésta en la que se consiente y jalea que la mujer del presidente se auto titule catedrática, sin ser siquiera licenciada, use recursos estatales para negocios particulares, sin pertenecer al Ejecutivo y a ninguna institución oficial, y no dimita el presidente? 

¿Qué clase de democracia es ésta, en la que al hermano del presidente se le inventa un puesto de trabajo ad hoc en la Diputación de Badajoz, por lo que está procesado, y en la que los íntimos colaboradores del presidente: Ábalos y Cerdán, estén encausados o en la cárcel y el presidente se haga el loco y no dimita? 

No, no estamos en una democracia plena, poco a poco este personaje ha ido transformado nuestro Estado de Derecho en un simulacro, en una satrapía hecha a su medida.

Con este Gobierno, el Estado se ha mostrado siempre inoperante, ineficaz e inútil, y ha estado desaparecido en los momentos más trágicos y delicados. 

Da igual que haya sido durante la pandemia; en la erupción del volcán de La Palma; con la inmigración masiva consentida y que nos desborda; la Dana; el primer gran apagón de nuestra historia, o durante estos últimos incendios. 

Es más, ese mismo Estado y sus leyes absurdas, nocivas y suicidas perpetradas contra el medio rural, ha sido el responsable directo y doloso de muchas de estas catástrofes. 

Una vez ocurridos la conducta de este nuevo Nerón no cambia: silencio, inacción y transferencia inmediata de responsabilidades a la oposición. 

Un mutismo cobarde e irresponsable mantenido durante los primeros días en los que él y el Estado se inhiben y esconden. 

Mientras ardía media España por los cuatro costados mutismo absoluto desde la Mareta, donde un Nerón malvado y gorrón, disfrutaba de unas vacaciones desmesuradas y sultanescas, acompañado de un nutrido y numeroso séquito de familiares amigos y beneficiarios, a cargo de nuestros impuestos.

Como contraposición a esa calculada inacción, la nación española representada por todos sus ciudadanos y sin perder un solo minuto, se lanzó a tratar de paliar las tragedias de la Dana y los incendios. 

En ambos casos vimos cómo voluntarios, llegados desde muchos puntos de España, acudieron de forma altruista y generosa a socorrer a sus compatriotas, a fin de paliar en lo posible la tragedia que asolaba a los que habían perdido familiares y bienes. 

A toro pasado y para rematar la faena, carcomido de esa maldad sui generis, hizo acto de presencia con un discurso pleno del cinismo más patibulario, de la estupidez más palmaria y de las mentiras más ofensivas, reflejando de nuevo una personalidad psicopática, irresoluta y malvada, achacando al cambio climático cualquier desastre que ocurra.

Un cambio climático curioso, ya que, si es así van detenidos e investigados cerca de un centenar de “cambios climáticos”. 

Unos pirómanos de los que sería interesante averiguar si quizás forman parte de una organización criminal. 

Debe llegarse hasta el final en esas pesquisas. Es posible que algunos sean desequilibrados mentales, pero que los fuegos se inicien en los días en los que se pronostica más viento, con las temperaturas más elevadas, en lugares de difícil acceso y con varios focos a la vez, hace pensar en una estrategia coordinada.  

Hay una pregunta que es básica en cualquier hecho criminal: ¿A quién favorece o va a favorecer este desastre? ¿A las compañías de molinillos o de placas solares? ¿A las que explotan minerales determinados…?

Interrogantes y una tragedia descomunal que necesitan respuesta y, sobre todo, estos criminales deben ser tratados como terroristas ambientales, procurando que recaiga sobre ellos todo el peso de la ley.

A este insensato, lo que de verdad le interesa es sacar rédito político de cualquier desastre, y las comisiones probables que Huawei repartirá o ha repartido entre algunos políticos, aunque esto suponga poner en riesgo la seguridad nacional y enfrentarse a toda la UE y EEUU, además de privar a los servicios de inteligencia de informaciones sensibles respecto al terrorismo yihadista, y otros asuntos de seguridad.   

Estamos instalados, sin duda alguna, en una satrapía donde medios de comunicación e importantes sectores de la sociedad han sido comprados convenientemente para amordazar cualquier reproche a este Ejecutivo, con el fin de asegurar el totalitarismo de un desgobierno de incapaces, traidores, hipócritas y viles vasallos.

Estamos siendo testigos de la mayor deriva antidemocrática – después de ZP – de los últimos tiempos.